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Mucho ruido, pocas nueces

En perspectiva histórica, lo más seguro es que la votación de este domingo sea olvidada con facilidad. Será lo mejor, en especial, después de tantas mentiras, mezquindades y vueltas de carnero.
Gonzalo Serrano

Gonzalo Serrano

Doctor en Historia
  • Doctor en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2012.
  • Magíster en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
  • Licenciado en Humanidades, Ciencias de la Comunicación y Ciencias de la Educación, Universidad Adolfo Ibáñez.
  • Periodista  y Profesor, Universidad Adolfo Ibáñez.
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Este domingo se llevará a cabo una nueva elección relacionada con el largo proceso que ha significado definir cuál será la carta magna que nos regirá durante los próximos años. En este contexto, un diario creó un “Match Constituyente” que ayudaba a determinar por qué opción debería votar cada uno. Desde el inicio y en su primera pregunta: ¿Cómo te sientes para votar?, queda reflejada una pesadumbre generalizada, tal como se evidencia a través de dos de sus tres opciones: 2) Resignado porque es obligatorio y 3) Lo último que querría hacer un domingo.

El ejercicio de ir seleccionando diferentes alternativas que proponía este “Match” es interesante porque nos ayuda a definir nuestra opción de acuerdo con preguntas concretas y nos acerca a una forma de votar que nos permitiría ejercer la democracia de una manera más plena. Me refiero a que hay muchas personas que este domingo no tienen claridad respecto a cuál es su opción, cuáles son los beneficios o perjuicios de la nueva propuesta constitucional o simplemente si votarán en rechazo o a favor del gobierno, lo que ya de por sí es confuso: estar a favor del “Apruebo” es un rechazo al gobierno, mientras que el “En Contra” podría considerarse una muestra de apoyo al presidente Gabriel Boric. Un ejercicio tan enredado que me recuerda a esa famosa y absurda rutina de Abbot y Costello de ¿Quién está en primera?

Más curioso aún, el partido comunista y la extrema derecha votarán en contra de la propuesta, poniendo a prueba esa famosa frase de Nicanor Parra: “La izquierda y la derecha unida, jamás serán vencidas”. Esta noche sabremos si es cierto.

A partir de la confusión que puede darse este día, es que ya no pareciera ser una locura ir pensando, como algunos pronostican, que una inteligencia artificial pueda determinar a futuro el voto de cada uno. Un sufragio objetivo que tome en consideración un cúmulo de decisiones, que vaya en la línea de lo que pensamos y no de cómo nos sentimos el día de la votación. No es raro que en las actuales circunstancias terminemos votando este domingo como Carlos Caszely, que dijo una vez que uno no siempre está de acuerdo con lo que piensa.

En esta misma línea, resulta necesario ir reformulando la manera de difundir los proyectos y candidatos políticos. La franja televisiva, por ejemplo, es una manera arcaica de promocionar a un candidato o ahora una constitución. Primero que todo, porque el número de personas que ven televisión se ha reducido considerablemente, la mayoría se informa a través de redes sociales o Youtube y, segundo, porque ya la franja no tiene efecto, salvo por las repercusiones o cuñas que pueden ser viralizadas a través de redes sociales, tal como sucedió con el “que se jodan”.

Haciendo un poco de historia, desde la campaña del NO en adelante, izquierda y derecha se han esforzado inútilmente por repetir esa fórmula propagandística que los lleve a la victoria, ya sea a través de imágenes o un jingle que no nos podamos sacar de la cabeza. El único que estuvo cerca del hit “Vamos a decir que NO” de 1988 fue la canción de Arturo Frei Bolívar (“uno como usted”), aunque por una razón distinta a lo que imaginó: era tan mala, que terminó siendo motivo de burla.

Quizás después de las elecciones de este domingo, no cambie mayormente el país y las personas sigan igual o más enrabiadas con los problemas cotidianos como la delincuencia, el costo de la vida o la mala educación. En perspectiva histórica, lo más seguro es que la votación de este domingo sea olvidada con facilidad. Será lo mejor, en especial, después de tantas mentiras, mezquindades y vueltas de carnero.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

Mucho ruido, pocas nueces

En perspectiva histórica, lo más seguro es que la votación de este domingo sea olvidada con facilidad. Será lo mejor, en especial, después de tantas mentiras, mezquindades y vueltas de carnero.

Este domingo se llevará a cabo una nueva elección relacionada con el largo proceso que ha significado definir cuál será la carta magna que nos regirá durante los próximos años. En este contexto, un diario creó un “Match Constituyente” que ayudaba a determinar por qué opción debería votar cada uno. Desde el inicio y en su primera pregunta: ¿Cómo te sientes para votar?, queda reflejada una pesadumbre generalizada, tal como se evidencia a través de dos de sus tres opciones: 2) Resignado porque es obligatorio y 3) Lo último que querría hacer un domingo.

El ejercicio de ir seleccionando diferentes alternativas que proponía este “Match” es interesante porque nos ayuda a definir nuestra opción de acuerdo con preguntas concretas y nos acerca a una forma de votar que nos permitiría ejercer la democracia de una manera más plena. Me refiero a que hay muchas personas que este domingo no tienen claridad respecto a cuál es su opción, cuáles son los beneficios o perjuicios de la nueva propuesta constitucional o simplemente si votarán en rechazo o a favor del gobierno, lo que ya de por sí es confuso: estar a favor del “Apruebo” es un rechazo al gobierno, mientras que el “En Contra” podría considerarse una muestra de apoyo al presidente Gabriel Boric. Un ejercicio tan enredado que me recuerda a esa famosa y absurda rutina de Abbot y Costello de ¿Quién está en primera?

Más curioso aún, el partido comunista y la extrema derecha votarán en contra de la propuesta, poniendo a prueba esa famosa frase de Nicanor Parra: “La izquierda y la derecha unida, jamás serán vencidas”. Esta noche sabremos si es cierto.

A partir de la confusión que puede darse este día, es que ya no pareciera ser una locura ir pensando, como algunos pronostican, que una inteligencia artificial pueda determinar a futuro el voto de cada uno. Un sufragio objetivo que tome en consideración un cúmulo de decisiones, que vaya en la línea de lo que pensamos y no de cómo nos sentimos el día de la votación. No es raro que en las actuales circunstancias terminemos votando este domingo como Carlos Caszely, que dijo una vez que uno no siempre está de acuerdo con lo que piensa.

En esta misma línea, resulta necesario ir reformulando la manera de difundir los proyectos y candidatos políticos. La franja televisiva, por ejemplo, es una manera arcaica de promocionar a un candidato o ahora una constitución. Primero que todo, porque el número de personas que ven televisión se ha reducido considerablemente, la mayoría se informa a través de redes sociales o Youtube y, segundo, porque ya la franja no tiene efecto, salvo por las repercusiones o cuñas que pueden ser viralizadas a través de redes sociales, tal como sucedió con el “que se jodan”.

Haciendo un poco de historia, desde la campaña del NO en adelante, izquierda y derecha se han esforzado inútilmente por repetir esa fórmula propagandística que los lleve a la victoria, ya sea a través de imágenes o un jingle que no nos podamos sacar de la cabeza. El único que estuvo cerca del hit “Vamos a decir que NO” de 1988 fue la canción de Arturo Frei Bolívar (“uno como usted”), aunque por una razón distinta a lo que imaginó: era tan mala, que terminó siendo motivo de burla.

Quizás después de las elecciones de este domingo, no cambie mayormente el país y las personas sigan igual o más enrabiadas con los problemas cotidianos como la delincuencia, el costo de la vida o la mala educación. En perspectiva histórica, lo más seguro es que la votación de este domingo sea olvidada con facilidad. Será lo mejor, en especial, después de tantas mentiras, mezquindades y vueltas de carnero.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.