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Liberia, Monrovia y la inspiradora historia de la familia Weah

Con un Liberia sumido en la pobreza y las crisis, George Weah aprovechó la fama que había tenido como futbolista para emprender su carrera política, hasta transformarse en presidente de Liberia desde 2018. 
Gonzalo Serrano

Gonzalo Serrano

Doctor en Historia
  • Doctor en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2012.
  • Magíster en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
  • Licenciado en Humanidades, Ciencias de la Comunicación y Ciencias de la Educación, Universidad Adolfo Ibáñez.
  • Periodista  y Profesor, Universidad Adolfo Ibáñez.
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Esta historia se inicia con el gol de Timothy Tarpeh Weah, delantero de la selección de fútbol de Estados Unidos a la selección de Gales, en el empate 1 a 1 en el mundial de Qatar 2022. Su tanto, representando a los estadounidenses, es el corolario de una vuelta muy larga, una de varios siglos. Me explico. Tim Weah, que es el nombre con que es conocido, es hijo del exfutbolista liberiano, George Weah. El Weah grande, su padre, se destacó como delantero en la década del noventa. Fornido, arrollador, jugó en Europa y fue el primer jugador africano en recibir el reconocimiento del balón de oro en 1995, que se entrega al mejor futbolista del mundo. Por Weah, Liberia apareció en el radar de muchos occidentales que no tenían a este pequeño país africano en el mapa. Si hace el ejercicio de observar con atención una imagen de África antes de la Gran Guerra en 1914, se dará cuenta de que la gran mayoría de los países eran colonias británicas, francesas, alemanas, etc. Y es que el continente negro fue repartido por las potencias europeas como si se tratara de un botín, pero Liberia fue una de las pocas excepciones. Si uno mira la bandera del país de Weah, llama la atención la similitud que posee con la de Estados Unidos. Lo que podría parecer una coincidencia cobra sentido cuando uno además descubre que la capital de este país se denomina Monrovia. El nombre hace alusión a James Monroe, presidente de EE.UU. (1817-1825), famoso por la Doctrina Monroe y su proclama, a inicios del siglo XIX, que decía que América era para los americanos en defensa de las pretensiones europeas. Entre los temas que preocupaban al presidente Monroe, uno relevante era el comercio de esclavos que llegaba desde África. Eran tiempos en los que esta práctica no generaba consenso en Estados Unidos. Mientras el sur de este país dependía de la mano de obra cautiva para la producción de algodón, el norte, mucho más industrializado, despreciaba este abuso. Debido a que, por lo menos hasta 1861, los estados contrarios a la esclavitud no superaban a los que la apoyaban, no había forma de cambiar la balanza a su favor en la constitución a la que se sometían todos los estados que querían ser parte de la unión. Surgieron entonces algunas alternativas para luchar contra este mal que a muchos descomponía, siendo la más llamativa, la compra de un territorio en la costa de África para que los esclavos que habían llegado a Estados Unidos pudieran liberarse y regresar a su continente. Fue esta iniciativa la que dio origen a Liberia y su capital, el nombre de Monrovia, en agradecimiento al presidente de EE.UU. Aunque muchos esclavos liberados estuvieron dispuestos a cruzar el Atlántico, otros prefirieron quedarse y el proyecto fue fallido. Esto, a pesar de que le permitió a Liberia zafar del control europeo. Con el paso del tiempo, la suerte, no obstante, no se distinguió de la del resto de sus vecinos. En medio de la guerra civil, Weah decidió sacar a su familia de ahí y aprovechó sus vínculos como embajador de UNICEF para enviar a sus hijos y esposa a Estados Unidos donde se criaron y obtuvieron la nacionalidad norteamericana. Con un Liberia sumido en la pobreza y las crisis, George Weah aprovechó la fama que había tenido como futbolista para emprender su carrera política, hasta transformarse en presidente de Liberia desde 2018. Hoy mientras su padre intenta sacar a su país adelante, como lo hacía con sus equipos cuando jugaba de delantero, su hijo devuelve la mano al sueño que inspiró a Monroe. Lo que se inició con una captura forzada de africanos que fueron trasladados por el Atlántico en condiciones infrahumanas, explotados en las colonias británicas del norte y posteriormente liberados, termina como un cuento de hadas -de los modernos-. Un cuento que tiene de protagonista a un joven afroamericano que ahora destaca en el mundial de fútbol defendiendo los colores de Estados Unidos que son, por consecuencia, los mismos de Liberia. Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

Liberia, Monrovia y la inspiradora historia de la familia Weah

Con un Liberia sumido en la pobreza y las crisis, George Weah aprovechó la fama que había tenido como futbolista para emprender su carrera política, hasta transformarse en presidente de Liberia desde 2018. 

Esta historia se inicia con el gol de Timothy Tarpeh Weah, delantero de la selección de fútbol de Estados Unidos a la selección de Gales, en el empate 1 a 1 en el mundial de Qatar 2022. Su tanto, representando a los estadounidenses, es el corolario de una vuelta muy larga, una de varios siglos. Me explico. Tim Weah, que es el nombre con que es conocido, es hijo del exfutbolista liberiano, George Weah. El Weah grande, su padre, se destacó como delantero en la década del noventa. Fornido, arrollador, jugó en Europa y fue el primer jugador africano en recibir el reconocimiento del balón de oro en 1995, que se entrega al mejor futbolista del mundo. Por Weah, Liberia apareció en el radar de muchos occidentales que no tenían a este pequeño país africano en el mapa. Si hace el ejercicio de observar con atención una imagen de África antes de la Gran Guerra en 1914, se dará cuenta de que la gran mayoría de los países eran colonias británicas, francesas, alemanas, etc. Y es que el continente negro fue repartido por las potencias europeas como si se tratara de un botín, pero Liberia fue una de las pocas excepciones. Si uno mira la bandera del país de Weah, llama la atención la similitud que posee con la de Estados Unidos. Lo que podría parecer una coincidencia cobra sentido cuando uno además descubre que la capital de este país se denomina Monrovia. El nombre hace alusión a James Monroe, presidente de EE.UU. (1817-1825), famoso por la Doctrina Monroe y su proclama, a inicios del siglo XIX, que decía que América era para los americanos en defensa de las pretensiones europeas. Entre los temas que preocupaban al presidente Monroe, uno relevante era el comercio de esclavos que llegaba desde África. Eran tiempos en los que esta práctica no generaba consenso en Estados Unidos. Mientras el sur de este país dependía de la mano de obra cautiva para la producción de algodón, el norte, mucho más industrializado, despreciaba este abuso. Debido a que, por lo menos hasta 1861, los estados contrarios a la esclavitud no superaban a los que la apoyaban, no había forma de cambiar la balanza a su favor en la constitución a la que se sometían todos los estados que querían ser parte de la unión. Surgieron entonces algunas alternativas para luchar contra este mal que a muchos descomponía, siendo la más llamativa, la compra de un territorio en la costa de África para que los esclavos que habían llegado a Estados Unidos pudieran liberarse y regresar a su continente. Fue esta iniciativa la que dio origen a Liberia y su capital, el nombre de Monrovia, en agradecimiento al presidente de EE.UU. Aunque muchos esclavos liberados estuvieron dispuestos a cruzar el Atlántico, otros prefirieron quedarse y el proyecto fue fallido. Esto, a pesar de que le permitió a Liberia zafar del control europeo. Con el paso del tiempo, la suerte, no obstante, no se distinguió de la del resto de sus vecinos. En medio de la guerra civil, Weah decidió sacar a su familia de ahí y aprovechó sus vínculos como embajador de UNICEF para enviar a sus hijos y esposa a Estados Unidos donde se criaron y obtuvieron la nacionalidad norteamericana. Con un Liberia sumido en la pobreza y las crisis, George Weah aprovechó la fama que había tenido como futbolista para emprender su carrera política, hasta transformarse en presidente de Liberia desde 2018. Hoy mientras su padre intenta sacar a su país adelante, como lo hacía con sus equipos cuando jugaba de delantero, su hijo devuelve la mano al sueño que inspiró a Monroe. Lo que se inició con una captura forzada de africanos que fueron trasladados por el Atlántico en condiciones infrahumanas, explotados en las colonias británicas del norte y posteriormente liberados, termina como un cuento de hadas -de los modernos-. Un cuento que tiene de protagonista a un joven afroamericano que ahora destaca en el mundial de fútbol defendiendo los colores de Estados Unidos que son, por consecuencia, los mismos de Liberia. Publicada en El Mercurio de Valparaíso.