¿Y las señales del presidente para las regiones?

3 de Junio 2018 Columnas

Al escuchar la cuenta pública del presidente pudimos apreciar con cierta claridad su particular impronta gestora. En esa línea, el poco espacio para ambigüedades en su discurso nos permite leer bastante bien la hoja de ruta del ejecutivo.

Pese a llevar pocos meses en la Moneda, se han tomado una serie de decisiones que vienen a ratificar estas percepciones iniciales. Las medidas para la protección de la infancia, la reforma a las políticas migratorias, la agenda de igualdad de género, las medidas de seguridad ciudadana, la prohibición de bolsas plásticas, el avance en tratados de libre comercio con Argentina y Brasil, el plan de responsabilidad fiscal y la ley de pago oportuno a PYMEs, son sólo algunas de las tantas medidas que el Gobierno ha tratado de impulsar desde marzo.

Por otro lado, el sentido de urgencia y la capacidad de gestión se ven ciertamente ratificados con los nuevos anuncios que hizo el mandatario. Hablamos, por ejemplo, de la nueva ley de adopción, el derecho universal a sala cuna, del acceso gratuito a jardines, del nuevo sistema único de créditos (eliminación del CAE), del auge mayor, del fortalecimiento del pilar solidario en pensiones y de las reformas al sistema de atención primaria en salud.

Como hemos mencionado, en base a todo lo anterior podemos intuir con cierta facilidad la verdadera voluntad de Piñera. Por eso mismo, llaman la atención algunos contrastes en la manera de tratar ciertos tópicos. El caso de movilidad y transporte fue, quizás, el más emblemático. El presidente anuncia, en términos bastante precisos, la ampliación de la red de metro de Santiago en 57 kms adicionales, dando el inicio a las obras de la línea 7, de la línea 8 y de la línea 9, la cual conectará el centro de Santiago con La Pintana.  Además, anuncia la ampliación de la línea 4, que unirá la plaza de Puente Alto con el sector de Bajos de Mena. Así, el 50% de la población capitalina se encontrará en algunos años a sólo pasos del metro. ¿Para regiones? La ampliación del Merval y de la red del Bío-Bío. Así, como lo leyó, sin mayores especificaciones y haciendo un notorio paréntesis en el tenor práctico y concreto de sus anuncios. Mala señal.

Este acercamiento, claramente capitalino, se aprecia también en el anuncio concreto de la eliminación de las barreras en los peajes, iniciativa que el mismo ministro de obras públicas reconoció que afectará inicialmente a los habitantes de la capital, pues entendía –correctamente, por cierto– que un provinciano común no suele utilizar dispositivos como el TAG.

El presidente tiene bastante claro que el ahorro de tiempo en movilidad implica ganar espacios de familia, amigos, deportes, ocio y cultura. “De eso se tratan los tiempos mejores”, sostuvo. Pero la duda razonable de cualquier ciudadano es si esos tiempos mejores acaso se expandirán también fuera de Santiago.

Y es que esta “duda razonable” se agudizó aún más cuando el presidente se refirió a la descentralización y a la equidad territorial. Entre aplausos, el ejecutivo anuncia la transferencia de funciones y responsabilidades hacia las regiones. Lo raro, sin embargo, es que la ley de traspaso de competencias fue aprobada en el gobierno de Bachelet. Al contrario, lo que sí parece ser iniciativa suya es el anuncio de un mayor control centralizado respecto de los estados financieros de los gobiernos locales y regionales. Si bien nadie podría estar en contra de mayor control, llama profundamente la atención que el ejecutivo no haya realizado absolutamente ninguna mención al proyecto de ley de rentas regionales, esencial para promover una descentralización efectiva. Mala señal.

Recordando a O’Higgins y el Padre Hurtado, el presidente reconocía que tenemos una “responsabilidad con la tierra que heredamos”. Simplemente esperamos que la responsabilidad sea con todas, y no sólo con Santiago.

Publicado por El Mercurio de Valparaíso.

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