Las múltiples dimensiones y desafíos de la internacionalización

23 de Septiembre 2019 Columnas

La dimensión internacional ha sido desde sus inicios un componente intrínseco en el quehacer de nuestra Universidad, lo que constituye un factor fundamental para mejorar la calidad, la competitividad y el fortalecimiento institucional.

Lo anterior se ve reflejado hoy, en una amplia gama de programas e iniciativas internacionales, redes científicas, convenios internacionales, presencia de nuestros académicos en congresos y eventos internacionales, misiones científicas, publicaciones en revistas internacionales, proyectos asociados a contrapartes internacionales, movilidad académica y estudiantil, entre otras iniciativas, que dan cuenta de una Universidad conectada globalmente.

La internacionalización es un proceso que está presente en todos los aspectos de nuestra vida universitaria: desde la enseñanza y el aprendizaje a nivel de pre y postgrado, la investigación, la transferencia de conocimientos, la vinculación con el medio y la extensión.

Todo ello se sustenta en la idea de que la dimensión internacional busca que nuestra comunidad universitaria expanda sus ideas, conocimientos y desafíos a través de un diálogo con comunidades científicas del todo el mundo, con el objetivo de multiplicar las capacidades a través de redes de colaboración internacional. Lo anterior lo entendemos como parte fundamental de nuestra labor, al conectar activamente a toda nuestra comunidad académica y estudiantil al mundo, lo que constituye una labor fundamental de la Universidad del siglo XXI.

De este modo, la Universidad Adolfo Ibáñez, se ha propuesto el desafío de jugar un papel cada vez más destacado en el proceso de creación, formación y aplicación del conocimiento global, que permita garantizar un desarrollo social y económico integral, sostenible y más equitativo, de tal manera que la dimensión internacional sea también una herramienta para cumplir con su misión en el contexto local con una mirada global.

Para cumplir con el desafío propuesto, se hace necesario fortalecer la internacionalización de la institución y reconocer en esta, el nivel de complejidad e impacto en nuestra comunidad para lo cual debemos mirar con atención nuestros procesos estratégicos y como estamos abordándolos.

Uno de estos procesos, es la formación de pregrado, donde debemos reconocer, a pesar de lo realizado hasta la fecha, falta mucho por avanzar, puesto que aún se visualiza y relaciona la movilidad física como el único instrumento asociado a la internacionalización del pregrado.

La universidad busca otorgar a sus estudiantes las competencias, habilidades y conocimientos que les permiten desenvolverse en un entorno cambiante; tal y como lo señala Jane Knight: “un currículo que da conocimiento internacional e intercultural y desarrolla habilidades en este campo, busca preparar estudiantes para realizarse (profesional, social, emocionalmente) en un contexto internacional y multicultural”.

Sin lugar a dudas, la internacionalización del pregrado debe llevar a nuestra comunidad académica a profundizar su acercamiento y comprensión de lo que significa la “internacionalización del curriculum” y cómo desde esa reflexión, construimos un plan de internacionalización coherente y articulado que contribuya a fortalecer el proceso formativo de cada carrera en la UAI.

Es muy relevante tener en cuenta que gran parte de nuestros alumnos serán posiblemente los futuros líderes en organizaciones públicas y/o privadas en Chile y en el extranjero, por lo tanto, requerirán de un mayor compromiso ético, social y moral que podrán aplicar con lo aprendido y fortalecido durante su formación con una visión y experiencia internacional. Esta mirada les brinda oportunidades para fortalecer habilidades, competencias y conocimientos globales y también para profundizar en una mayor tolerancia, respeto a la diversidad, pluralismo, manejo de crisis, entre tantos otros elementos que entrega esta dimensión al proceso formativo de nuestros alumnos, donde radica la riqueza más importante y significativa de la educación internacional.

Esto nos debe hacer explorar todo el espectro de herramientas e instrumentos de la internacionalización, que no se agota con la movilidad física. También, nos debe hacer pensar en nuevas formas para conectar esta dimensión con el proceso formativo. En ello hay mucho de innovación y también de ver como esta dimensión se conecta con el entorno más cercano de los alumnos, por lo que la vinculación con el medio también juega un rol articulador en este proceso.

Cátedras espejo, cursos blended, aprendizajes de idiomas, experiencias de integración con alumnos extranjeros, programas cortos at home o fuera, experiencias internacionales at home, académicos internacionales invitados, prácticas internacionales y dobles grados, deben ser parte de un dispositivo coherente, articulado y planificado que brinde a los alumnos una experiencia internacional permanente durante su proceso formativo. El desafío está y debemos avanzar de una manera estratégica en ello.

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