La región en llamas

7 de Enero 2017 Columnas Noticias

Al describir mágicamente a Valparaíso, en la canción que lleva el nombre del Puerto, Osvaldo “Gitano” Rodríguez dijo “por ahí pasó la muerte tantas veces”. Como si fuera una profecía, esta zona ha sido testigo de innumerables tragedias y este 2017 comenzó con una más.

Más allá del azar, las causas de la naturaleza y las humanas, lo cierto es que la región completa -no sólo los cerros porteños- está sujeta a una suerte de calentamiento climático propio, que hace que los incendios sean pan de cada día. No sólo en la época estival, sino -desde hace un tiempo- en cualquier estación.

Pero, pese a ser una película que tristemente se repite, no hemos aprendido a vivir con ello y a estar preparados para actuar. Se reacciona -en esta ocasión, a mi juicio, mucho mejor que en 2014-, pero no existe proactividad en el tratamiento de estas situaciones.

Porque así como Chile ha logrado lidiar con los terremotos -generando toda una dinámica e infraestructura en la que un 7,4 no pasa de ser un temblor fuerte-, Valparaíso, como región, debe educarse, instruirse tanto en la prevención, como en la actuación frente al fuego.

Nada de lo anterior es posible mientras se mire de forma cortoplacista la situación, pensando en la elección que viene. Porque un plan que pretenda aminorar las consecuencias negativas de estos eventos, debe gestarse e implementarse de manera seria, sin segundas intenciones, de manera de generar un muro de contención mucho más potente frente a las llamas futuras.

En agosto de 2014, tras el mega incendio que destruyó casi tres mil viviendas y dejó más de 12 mil damnificados, el Ministerio del Interior generó un documento denominado “Plan de inversiones, reconstrucción y rehabilitación urbana”, que comprometía medidas para evitar que la situación se volviera a repetir.

Los compromisos apuntaban, entre otras áreas, al establecimiento de una red vial para el sector alto de Valparaíso; inversión en obras hidráulicas; un plan de tratamiento forestal; modificación de la normativa urbana; la construcción de una unidad operativa para el control de emergencias; la ejecución de un proyecto de seguridad y respuesta ante los incendios, y la implementación de un circuito integrado de transporte público.

Si bien algunas de estas iniciativas están en alguna etapa de desarrollo (el plan fue construido para ver la luz final en siete años), el grueso de las propuestas aún no comienza a ejecutarse. Pero, más importante que aquello, es que todas fueron pensadas para los cerros siniestrados en esa ocasión, dejando fuera otros sectores de la comuna y de la región, que también están sufriendo de incendios de manera lamentablemente habitual.

El exdelegado Presidencial para la Reconstrucción, Andrés Silva, culpa a los ministerios de Obras Públicas y de Vivienda por no cumplir con el mencionado plan. Mientras, desde el gobierno, le responden que hay avances y lo acusan de “desconocimiento”. La pelota vuela de un lado a otro, nadie la toma y mientras tanto, como dijo el alcalde Jorge Sharp, Valparaíso se sigue quemando. Y Quilpué, Villa Alemana, Limache, y San Antonio también.

De ahí la importancia de la propuesta realizada esta semana por el intendente Gabriel Aldoney, en cuanto a establecer, desde el gobierno regional, una nueva institucionalidad que permita enfrentar las catástrofes de manera preventiva y no reactiva. Entre las iniciativas está el establecimiento de un fondo especial de 5 mil millones anuales para enfrentar emergencias, la creación de un observatorio climático -para prever las zonas más expuestas-, y recursos para Conaf y Bomberos. Sin embargo, aunque parezca mentira, la propuesta del jefe regional no tuvo la unanimidad que podría haberse esperado de parte de los consejeros regionales. De partida, porque algunos consideraron que el presupuesto era “escuálido”, como lo señaló Manuel Millones y no consideraba conseguir recursos desde la capital, como lo dijo Daniel Garrido.

Obviamente, la iniciativa puede ser perfectible, pero la región no puede seguir esperando a que el gobierno central y los sectores políticos se pongan de acuerdo para consensuar una “súper propuesta” que acabe con todos los incendios y -de paso- genere visibilidad política a sus gestores, muchos de los cuales están ad portas de iniciar su campaña a la reelección. Se necesita un plan a largo plazo, alejado de los intereses políticos-electorales y que además se comience a ejecutar ahora. Porque Sharp tiene razón, sólo erró en la extensión: la región no se puede seguir quemando.

Contenido relacionado

Redes Sociales

Instagram