El lunes fuimos testigos de un hecho insólito: el rechazo a ambos proyectos sobre retiros previsionales. Más allá de ello, constatamos que últimamente Chile ha vivido una transformación digna de Kafka, en la que lo intocable se transformó en tocable, lo indebido en permitido y lo malo en bueno. La política de los retiros es nefasta, punto. Destruye las pensiones, genera inflación y nos hace más pobres; debilita el mercado de capitales y daña la credibilidad de nuestro sistema político, que justifica lo injustificable con frases circulares, que se contradicen con las más básicas buenas prácticas en economía y políticas públicas.

Años atrás un comercial en TV apuntaba a educar a los conductores. Decía “Cuando vea un disco Pare, ¡pare!”. Así debiese ocurrir con cualquier sistema de pensiones: no debería tocarse, salvo al jubilar. Para eso está, para eso se creó.

En este ambiente de irracionalidad económica, el resultado de las votaciones sorprende, aunque parece ser un gol de rebote y no el fruto de una jugada hilada con la genialidad de un maestro de ajedrez.

La luz de esperanza parece llegar desde el propio Presidente, quien ha pedido dejar atrás la política de los retiros para concentrarse en una buena reforma de pensiones. Celebro esta intervención. Esperemos que sus certeras palabras iluminen el camino para dejar definitivamente atrás nuestra historia reciente de cuestionables retiros previsionales.

Publicado en Diario Financiero.