La manía por el teleférico

6 de Septiembre 2017 Columnas

Hemos visto cómo el invento del teleférico, que irrumpió en la ciudad de la innovación de Medellín, ha proliferado por diferentes localidades de América Latina. Río de Janeiro y La Paz tempranamente inauguraron sus sistemas de cables, y ahora ciudades chilenas como Antofagasta y Valparaíso se aprontan para incorporarlos. Pero, ¿será suficiente esta innovación de infraestructura para solucionar los problemas de las áreas más críticas de las ciudades?

Según Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín y quien implementó los famosos metrocables en ese ciudad, éstos no son suficientes. En una conferencia en Santiago, Fajardo comentó lo profundamente extrañado que estaba por la fascinación por el metrocable. Según él, los verdaderos elementos transformadores en los barrios críticos de Medellín han sido equipamientos como las bibliotecas-parques, grandes centros culturales que encabezan las intervenciones integrales en zonas deterioradas. Estas bibliotecas-parques son acompañadas por colegios de calidad, equipamiento deportivo, espacios comunitarios, plazas, veredas, manejo de quebradas y de zonas de riesgos naturales. Los verdaderos elementos transformadores de la ciudad de Medellín son estos equipamientos sociales y los espacios públicos que las conectan peatonalmente.

Teleféricos, sí, pero como un eslabón de conexión a barrios bien equipados y provistos de los servicios que brindan una calidad de vida más equitativa y con estándares mejores de lo que ha sido su situación histórica. Tanto así que si hay un elemento del que eventualmente podría prescindir Medellín, son los conectores aéreos. Sin duda, los teleféricos son importantes, pero no es posible pensar en infraestructuras de transporte sin mejorar y transformar los barrios de su empobrecida realidad. El cambio sustancial para mejorar la ciudad debe ser en los mismos barrios, dentro de ellos, en el entorno de las viviendas y donde las personas viven su vida diaria. Así, al momento de mirar experiencias para nuestras ciudades, éstas se deben implementar de manera integral y coordinada dentro de un sistema existente. La infraestructura más blanda, la social, junto a la participación ciudadana y el acompañamiento a las comunidades son las intervenciones esenciales para un cambio.

Publicado en Diario La Segunda

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