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La Historia Económica y el desafío del desarrollo

La historia económica equivale a un gran laboratorio para ensayar distintos modelos de desarrollo, nos entrega herramientas de juicio para comprender de mejor forma el funcionamiento de los ecosistemas económicos y sociales.
Rodrigo Rivero

Rodrigo Rivero

Doctor en Historia Económica
  • Doctor en Historia Económica, Universidad de Barcelona, España.
  • Máster de Estudios Latinoamericanos, Universidad de Barcelona, Universidad Pompeu Fabra y Universidad Autónoma de Barcelona, España.
  • Licenciado en Historia, Universidad de Valencia, España.

Coordinador del Grupo de Investigación en Historia Económica del departamento de Historia y Ciencias Sociales de la Facultad de Artes Liberales. Es parte del claustro del programa de magíster en Historia Económ...

El anhelo de ser un país desarrollado ha sido por mucho tiempo un objetivo compartido por el conjunto de la sociedad chilena y por sus instituciones. Apoyados en positivos indicadores macroeconómicos, varios han sido los que lo han proclamado como objetivo cumplido, pero lo cierto es que Chile sigue siendo un país en vías de desarrollo con considerables brechas de productividad respecto a los países líderes y con altos niveles de desigualdad al interior. Es bueno reconocer los grandes avances desde el retorno a la democracia, que le han llevado a posicionarse en una especie de pole position para alcanzarlo, sin embargo, cuando observamos la historia económica desde mediados del siglo XX hasta aquí, vemos que existen países que partiendo desde más atrás han avanzado más rápido, convirtiéndose en países desarrollados en relativamente poco tiempo, como pueden ser los casos de Irlanda o Korea del Sur.

Hoy, se suele repetir que Chile atraviesa por la “trampa del ingreso medio”, fenómeno que hace referencia a los desafíos que enfrentan los países de renta media para alcanzar el nivel de ingresos de los países más desarrollados. ¿Cómo resolver este fenómeno? Los países, las empresas y las instituciones, al igual que las personas, aprenden de sus aciertos y desaciertos (algunos más otros menos), pero también, de las experiencias de los demás. En este sentido, si queremos alcanzar la meta del desarrollo en el futuro, es necesario estudiar la historia, conocer nuestra historia económica, y también la de los países que han resuelto con éxito esta trampa.

La historia económica equivale a un gran laboratorio para ensayar distintos modelos de desarrollo, nos entrega herramientas de juicio para comprender de mejor forma el funcionamiento de los ecosistemas económicos y sociales. Por ejemplo, nos enseña el papel clave de las instituciones en el (sub)desarrollo, un punto central del best seller “Por qué fracasan los países” de Acemoğlu y Robinson. Además, ofrece experiencias, casos de países, de empresas o circunstancias reales para el análisis económico y social, insumos necesarios para identificar las mejores prácticas y políticas públicas de cara al tan anhelado desarrollo.

El Congreso Nacional de Historia Económica es el principal evento donde se exponen nuevas evidencias de la historia económica nacional y este año se realizó en el campus Viña del Mar Viña del Mar de la Universidad Adolfo Ibáñez. Esta última edición fue un éxito rotundo, nunca el congreso había congregado a tantos participantes, quienes desde distintas miradas y perspectivas y con novedosas metodologías, aportan con sus investigaciones cada vez más evidencia para conocer y evaluar el grado de desarrollo histórico alcanzado por nuestro país e identificar nuestras potencialidades de desarrollo futuro. Podemos decir que, tanto por la cantidad como por la calidad y variedad de enfoques, el congreso mostró el buen estado por el que atraviesa la historia económica nacional, un insumo de primer orden para superar la trampa y alcanzar, ojalá, el desarrollo.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

La Historia Económica y el desafío del desarrollo

La historia económica equivale a un gran laboratorio para ensayar distintos modelos de desarrollo, nos entrega herramientas de juicio para comprender de mejor forma el funcionamiento de los ecosistemas económicos y sociales.

El anhelo de ser un país desarrollado ha sido por mucho tiempo un objetivo compartido por el conjunto de la sociedad chilena y por sus instituciones. Apoyados en positivos indicadores macroeconómicos, varios han sido los que lo han proclamado como objetivo cumplido, pero lo cierto es que Chile sigue siendo un país en vías de desarrollo con considerables brechas de productividad respecto a los países líderes y con altos niveles de desigualdad al interior. Es bueno reconocer los grandes avances desde el retorno a la democracia, que le han llevado a posicionarse en una especie de pole position para alcanzarlo, sin embargo, cuando observamos la historia económica desde mediados del siglo XX hasta aquí, vemos que existen países que partiendo desde más atrás han avanzado más rápido, convirtiéndose en países desarrollados en relativamente poco tiempo, como pueden ser los casos de Irlanda o Korea del Sur.

Hoy, se suele repetir que Chile atraviesa por la “trampa del ingreso medio”, fenómeno que hace referencia a los desafíos que enfrentan los países de renta media para alcanzar el nivel de ingresos de los países más desarrollados. ¿Cómo resolver este fenómeno? Los países, las empresas y las instituciones, al igual que las personas, aprenden de sus aciertos y desaciertos (algunos más otros menos), pero también, de las experiencias de los demás. En este sentido, si queremos alcanzar la meta del desarrollo en el futuro, es necesario estudiar la historia, conocer nuestra historia económica, y también la de los países que han resuelto con éxito esta trampa.

La historia económica equivale a un gran laboratorio para ensayar distintos modelos de desarrollo, nos entrega herramientas de juicio para comprender de mejor forma el funcionamiento de los ecosistemas económicos y sociales. Por ejemplo, nos enseña el papel clave de las instituciones en el (sub)desarrollo, un punto central del best seller “Por qué fracasan los países” de Acemoğlu y Robinson. Además, ofrece experiencias, casos de países, de empresas o circunstancias reales para el análisis económico y social, insumos necesarios para identificar las mejores prácticas y políticas públicas de cara al tan anhelado desarrollo.

El Congreso Nacional de Historia Económica es el principal evento donde se exponen nuevas evidencias de la historia económica nacional y este año se realizó en el campus Viña del Mar Viña del Mar de la Universidad Adolfo Ibáñez. Esta última edición fue un éxito rotundo, nunca el congreso había congregado a tantos participantes, quienes desde distintas miradas y perspectivas y con novedosas metodologías, aportan con sus investigaciones cada vez más evidencia para conocer y evaluar el grado de desarrollo histórico alcanzado por nuestro país e identificar nuestras potencialidades de desarrollo futuro. Podemos decir que, tanto por la cantidad como por la calidad y variedad de enfoques, el congreso mostró el buen estado por el que atraviesa la historia económica nacional, un insumo de primer orden para superar la trampa y alcanzar, ojalá, el desarrollo.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.