La decisión de la UDI

13 de Febrero 2017 Columnas Noticias

Suena fuerte en la UDI la idea de apoyar lo antes posible al ex presidente Sebastián Piñera. Lo reiteró públicamente el senador Juan Antonio Coloma. Que lo diga él tiene cierta importancia. Fue uno de los lugartenientes de Jacqueline Van Rysselberghe, la nueva mandamás del gremialismo. Coloma está en el bando de los ganadores. Es uno de los pocos líderes históricos de su generación que quedan parados: Novoa y Longueira, míticos coroneles, cayeron en desgracia. Ni hablar de Orpis. Matthei y Lavín ya reclamaron sus premios a la trayectoria. Hernán Larraín va de salida. Chadwick está fuera del Congreso y actúa como interlocutor del Piñerismo.

Éste pareciese ser el rumbo que debiese tomar la UDI: dejarse de dilaciones en la esperanza ingenua de tener un candidato presidencial propio (y competitivo) y apoyar de una buena vez la reelección de Piñera. Coloma encarna el realismo al interior del gremialismo. Piensa que hay pocos espacios para una aventura que lo único que tendría como combustible es el amor a la camiseta pero que podría rendir tristemente en una primaria del sector. Pocos en la UDI se han enamorado de la cruzada del diputado José Antonio Kast, que ya se fue del partido justamente anticipando este escenario de realismo.

Esa es la paradoja de la última elección interna. Fue la senadora Van Rysselberghe la que compitió con el discurso de la identidad tradicional. Jaime Bellolio proponía un cambio, una renovación. Pero era este último el que necesitaba con más urgencia un candidato propio para recrear una épica con sentido de futuro. Al bando de Coloma ya no le interesa tanto ese asunto. Quiere ganar con Piñera. Quiere ganar cupos en el Congreso. Quiere que la UDI obtenga una buena tajada en la distribución del próximo ejecutivo. Así se mide el éxito partidario en constante y sonante.

Si dicho apoyo se articula pronto y en forma convincente, la UDI puede verse más piñerista que RN, que mientras tanto lidia con sus propios demonios. El primero se apellida Ossandón, que interpreta ideológicamente al corazón del larrainismo. Fue Carlos Larraín, de hecho, un célebre celoso de la relación de Piñera con la UDI. Para Coloma, llegó la hora de revitalizar esa relación. Ya se olvidaron los viejos traumas que alguna vez tensaban el ambiente. Ya se gobernó con el personaje. Por lo demás, Piñera también se ha Udizado. Hace rato se le advierte un gradual movimiento hacia la derecha. No se vienen a la cabeza muchos temas sustantivos o técnicos en los cuales haya discrepancia.

No debería ser, por tanto, una decisión dramática. Por el contrario, por el difícil momento de la propia Van Rysselberghe y los problemas reputacionales por los cuales atraviesa el partido, Piñera parece ser el mejor árbol para arrimarse.

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