Joaquín Lavín: The Boy State

30 de Agosto 2020 Columnas

Apple TV, a través de su servicio de películas, lanzó este 2020 un documental titulado “Boys State”. En él, se registra una actividad que se lleva a cabo todos los años en el estado de Texas con más de mil estudiantes secundarios que se reúnen, durante una semana, en una especie de campamento político. Allí, los jóvenes son divididos, de forma aleatoria, en dos bandos: federalistas y nacionalistas. Una vez constituidos, los grupos deben elegir distintos cargos, desde periodistas que cubren el evento, pasando por los legisladores, un jefe de campaña, hasta llegar al premio mayor: ser el candidato a gobernador de cada partido y disputar con el bando contrario, ser el gobernador de todos.

Aunque algunos van a pasar el rato, festinar con la invención de algunas leyes como una propuesta para prohibir la piña en las pizzas, otros, por el contrario, se han preparado durante años y se lo toman muy en serio. Siguiendo el ejemplo de algunos ex presidentes, senadores y diputados, comprenden que aquí puede estar el inicio de una carrera política.

El documental Boys State nos muestra, en términos particulares, los principales temas que preocupan a la sociedad estadounidense: la ley de control de armas, la ley de aborto e inmigración. Pero, en términos particulares, hace una radiografía del arte de la política. El ganador es aquel que logra representar, cual camaleón, los colores de la mayoría, sin importar cuáles son sus convicciones.

El tema del documental surge a propósito de las últimas declaraciones de Joaquín Lavín a favor del retiro del 10%, del “Apruebo”, de un gobierno de convivencia nacional y donde, en definitiva, se declaró como “social demócrata”. El tema ha sido portada de diarios y ha dado fruto a una enorme cantidad de memes que circulan por Whatsapp y que cuestionan lo que se considera un oportunismo del alcalde.

Si queremos pensar bien de él, podríamos decir que ha sido capaz de escuchar, pensar y cambiar los paradigmas en los que se había formado políticamente. Todos tenemos derecho a hacerlo si eso es producto de una reflexión profunda.

Si queremos ser un poco menos ingenuos, podemos ver que Lavín ha ido variando según las tendencias, siguiendo las preferencias del público. Es difícil dudar de esta postura cuando revisamos su paso como candidato a senador por la región de Valparaíso. Todavía recordamos cuando compró acciones de Wanderers e incluso hizo varias apariciones públicas con la camiseta del club, siguiendo el ejemplo de Sebastián Piñera con Colo Colo.

Ahora, si queremos ser fríos en el análisis, Lavín no ha hecho más que seguir uno de los manuales más antiguos que existen en política: El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, donde el florentino entrega las claves para aquel que quiere acceder o mantenerse en el poder. La novedad de esta obra es que separó la ética de la política y las consideró como dos caminos distintos: ser un buen político, no pareciera ser compatible con ser una buena persona. En uno de sus párrafos destacados, dice el autor que un príncipe debe: “parecer compasivo, fiel, humano, íntegro, religioso y serlo; pero estar con ánimo dispuesto de tal manera que, si es necesario no serlo, pueda y sepa pasar a ser lo contrario (…) Por eso necesita tener un ánimo dispuesto a moverse según lo exijan los vientos de la fortuna y las variaciones de las cosas”.

Nos guste o no, si Lavín quiere ser el próximo presidente de Chile, no está haciendo más que seguir el camino que le corresponde y que aparece muy bien consignado en la obra de Maquiavelo. El peligro que tiene Lavín es que le pase lo mismo que le sucedió en Valparaíso, menospreciar la inteligencia de los electores que conocen su historia, sus dichos e inconsecuencias.

Finalmente, me quedo con una frase dicha casi al final del documental “Boys State” pronunciada por uno de los perdedores al ganador: “Le dije que es un político fantástico, pero no creo que ser un político fantástico sea un cumplido”. Lavín, sin duda, se ha transformado en un político fantástico.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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