Hacer ciudad

29 de Agosto 2018 Columnas

Nuestra región es agradecida. Quizás por el simple hecho de estar al lado de la capital del reino, cuya fuerza centrípeta concentra recursos y acciones públicas. Cuando nos toca a nosotros, lo disfrutamos, lo agradecemos y lo reconocemos.

Nuestra región es agradecida. Quizás por eso -por ejemplo- muchos de sus habitantes guardan un cariño especial por el ex presidente Lagos. Contando con prominentes porteños en su segundo piso, el ex-presidente se decidió en su minuto por impulsar grandes proyectos para nuestra zona. Así, por ejemplo, se concretó el acceso sur al Puerto de Valparaíso (hoy un tanto colapsado, por qué no decirlo), que ayudó a descongestionar en gran parte la Avenida Argentina. Así mismo, se impulsó el soterramiento del metro en Viña del Mar, la entonces nueva autopista Troncal Sur (uniendo Limache, Villa Alemana, Quilpué y Viña del Mar) y el acceso al Puerto de San Antonio.

Cuando se leía el programa del segundo gobierno del presidente Piñera surgían ciertas dudas sobre su verdadero impacto en nuestra región. Sin ir más lejos, el nuevo transporte “Tercer Milenio” y la ampliación de 125 kms en la línea de metro en Santiago no parecían tener una correlación -ni siquiera proporcional- con los anuncios más bien generales que se hacían para nuestra zona. Por eso el jueves fue un buen día para la región.

El presidente, junto a actores de distintos colores políticos, lanzaba un programa de recuperación de barrios que incluía una regeneración urbana en el barrio El Almendral y un nuevo parque ciudadano en el sector Barón. El “Paseo del Mar”, como se le llamó a este último proyecto, materializaría el anhelo del acceso ciudadano al puerto, transformando el paño de 16 hectáreas de Barón en un paseo costero. Junto a eso, la remodelada Avenida Argentina se transformaría en un nuevo centro cívico, uniendo los cerros con el Pacífico.

Como el presidente señaló, las costumbres, la tradición y la vocación de puerto de Valparaíso marcarían las directrices de las reformas anunciadas. Y al parecer, sería esa misma historia la que gatilló el accionar del gobierno. La ciudad puerto tiene una relevancia especial para Chile y, por lo mismo, no podía continuar en su habitual estado de abandono.

Como todas las cosas, lo anterior da para diversas interpretaciones. Por un lado, podríamos destacar que la inversión de USD$28 millones (algo así como el 20% del FNDR anual) es indudablemente una buena noticia para la ciudad y la región. Por el otro, cuestionar el hecho de que la inversión y decisión de los grandes proyectos locales tengan que depender, una vez más, de la exclusiva voluntad de La Moneda.

Como sea, lo que viene ahora no es menos complejo. El puerto parece vivir en una constante disociación entre la imperiosa necesidad de más espacios públicos y el correcto uso que se les da cuando se obtienen. En esa línea, no podemos olvidar que no es primera vez que se invierten recursos en la remodelación del Paseo Wheelwright. Por lo mismo, será función de todos trabajar para que estos cambios no sean sólo cosméticos, sino que además gatillen un progreso cultural de todos nosotros. Los espacios públicos generan unión, colectivo y diálogo, características esenciales de la correcta forma de hacer ciudad.

Publicado en El Mercurio de Valparaíso el 27 de agosto del 2018.

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