Focalizando el Compliance: Gestión Global de la integridad

26 de Julio 2018 Columnas

Frecuentemente leemos sobre importantes empresas y personas de negocios que enfrentan investigaciones, juicios y sanciones por incurrir en conductas ilícitas o malas prácticas corporativas. Incluso, accedemos a información sobre cómo ocurrió la conducta sancionada, pero ¿sabemos las complejidades que enfrentan esas personas y organizaciones para dirigir un negocio y lo difícil que es para ellas prevenir o controlar diferentes tipos de riesgo?

Probablemente muy poco, porque hoy gran parte de la discusión sobre Compliance y prevención parece estar centrada solo en la elaboración de programas de cumplimiento o de prevención de delitos, sus herramientas asociadas (por ejemplo, manuales, canales de denuncia, matrices de riesgo, etc.), y su certificación.

Entonces, cuando hablamos de Compliance, ¿Qué es importante? ¿Dónde debiera estar el foco? ¿Cómo se resuelven los principales problemas de Compliance dentro de una organización?

Algunos estiman que el enfoque debiera ser la “Corrupción”. Otros, los “Estándares de Compliance y Gestión de riesgos”, los “Programas de Prevención de Delitos, Manuales, Certificación y Canales de denuncia” o, “Programas de Ética”, entre otras cosas.

Probablemente, ninguno de estos enfoques es incorrecto, sin embargo, por sí solos, no responden completamente a las necesidades de una organización moderna en que el Compliance debiera estar enfocado en la integridad corporativa de manera global en la organización.

Un enfoque transversal basado en la integridad corporativa combina la preocupación de una organización por el correcto cumplimiento de la ley con un énfasis en la responsabilidad que tiene la Alta Dirección de una organización en promover un cambio cultural por la vía de una gestión adecuada de personas, procesos y herramientas orientadas a la prevención de prácticas ilícitas.

Aunque las estrategias para profundizar tal enfoque en una organización pueden variar en cuanto a diseño y alcance, todas se esfuerzan por definir los valores, las aspiraciones y los patrones de pensamiento y conducta de la organización, por lo tanto, cuando se integran en sus operaciones cotidianas, tales estrategias ayudan a prevenir conductas ilegales o éticamente incorrectas.

Si bien una parte importante del Compliance se basa en evitar sanciones legales, la integridad de la organización se sustenta en el concepto de autogobierno de acuerdo con un conjunto de principios rectores. De esta forma, una estrategia basada en la integridad mantiene a las organizaciones en un estándar de conducta más sólido, robusto y dinámico. Entonces, el Compliance deja de ser una restricción onerosa dentro de la cual las empresas deben operar, sino el espíritu de gobierno de una organización.

De esta forma, tanto para para las organizaciones como para los profesionales dedicados al Compliance es fundamental profundizar en la generación de capacidades organizacionales por la vía de un aprendizaje integral y multidisciplinario, enfocado (al menos) en aspectos técnicos del Gobierno Corporativo, la gestión estratégica de riesgos corporativos, la detección y gestión de conductas fraudulentas, los estándares legales que rigen el Compliance en industrias reguladas y no reguladas, pero, sobre todo, en la adecuada gestión y gobernanza de las organizaciones modernas, en las que el rol de la Alta Dirección es clave en la transformación y administración de procesos y herramientas de prevención futura de malas prácticas corporativas.

En este contexto, la propuesta concreta de un adecuado Compliance Corporativo es alcanzar como objetivo primordial una organización que aliente y ejercite una conducta ejemplar a todo nivel pues, esta puede ser la mejor manera de prevenir todo tipo de daños para quienes la componen.

Director Diploma Compliance Corporativo

Publicado por El Mercurio.

 

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