El verano de Piñera

25 de Febrero 2017 Columnas Noticias

Si el enemigo se equivoca, no lo distraigas. La frase, atribuida a Napoleón, resume lo que fue este verano para Piñera. Estrategia, suerte, circunstancias, lo que sea, lo cierto es que los astros se alinearon para que el expresidente sea el gran ganador de la temporada estival. Un resultado inesperado, considerando que en enero la figura de Guillier venía creciendo con una fuerza inusitada, situación que provocó gran inquietud en las filas de la derecha, que le pedía a gritos al candidato que cambiara su estrategia. Que adelantara su proclamación. Que hiciera algo.

En este escenario, Piñera, inalterable, se fue de vacaciones. Sabía que tenía poco margen de acción en este período. Esperar y ver parecería la consigna. El resultado está a la vista. Termina el verano consolidando su ventaja sobre Guillier en las encuestas, algo que nadie esperaba. Una sorpresa que tiene un gran protagonista: el gobierno. Fue su cuestionada acción frente a los incendios que, no solo llevó a Bachelet a niveles de desaprobación nunca antes vistos, sino que también dañó al candidato de la Nueva Mayoría, cortando de un plumazo su trayectoria de los últimos meses. Y esto no solo porque Guillier es visto como el continuador de Bachelet; también porque la gente percibe en él muchos de los defectos de ella, entre estos, la falta de carácter como lo prueba su pobre respuesta frente a la prohibición de ingreso de Mariana Aylwin a Cuba.

Se puede decir que Piñera solo capitalizó los errores del contrincante. Es una forma de verlo. Y no hay nada malo en aquello. Para ganar siempre hay dos alternativas. Ser el más rápido de todos o esperar que el otro se equivoque. En esto, quizá el gran mérito de Piñera fue no apurarse cuando todos le pedían aquello. Tomó distancia y salió ganando, algo para lo cual hay que tener una cuota de sangre fría. Ahora, tampoco hay que ser un genio para haber apostado a que este gobierno se iba a equivocar. Hacer las cosas mal se ha convertido en la especialidad de La Moneda. Esto lo sabe Piñera y ahora también Guillier, quien deberá luchar contra esto el resto de la campaña.

Como sea, Piñera llega muy bien parado a marzo, su mes clave, en donde anunciará su candidatura oficial a la presidencia, algo que lo ayudará en las encuestas. A Guillier, por su parte, se le apareció marzo con más dudas que fortalezas y tendrá que redoblar sus esfuerzos. Y no solo por el gobierno, sino también porque ahora tiene una nueva contrincante, Carolina Goic, alguien que le puede hacer más daño que Lagos.

Nada de esto significa que Piñera tiene el camino despejado. Se ha repetido hasta el cansancio que esta será una elección estrecha y si bien queda poco tiempo, en política un día es suficiente para cambiar el rumbo de las cosas. Pero, por lo mismo, si esto es día a día, pasar el verano ganando es importante. Es una inyección anímica no menor para el resto de la carrera. Y también este período arroja una lección: como van las cosas, parece que el próximo presidente no será el más creativo, sino el que cometa menos errores.

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