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El Rotary Club de Valparaíso: camino al centenario

El Concejo Municipal declaró al Rotary Club como Patrimonio Inmaterial, reconocimiento muy merecido para una institución que ha hecho historia en la vida porteña y del país y que está plenamente vigente, con enormes desafíos en el presente y futuro,...
Rodrigo Moreno

Rodrigo Moreno

Doctor en Historia de América
  • Doctor en Historia de América, Universidad de Sevilla, España, 2006.
  • Diplomado de Estudios Avanzados en Estudios Americanos en Historia de América por la Universidad de Sevilla.
  • Licenciado en Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Es Vicedecano de la Facultad de Artes Liberales y Director del CORE Currículum UAI.

Su perfil profesional se desarrolla en dos áreas. En la primera, como investigador, se especializa en historia latinoame...

Valparaíso ha sido muchas veces pionero en la historia Republicana de Chile. Así, la ciudad puerto vio nacer instituciones relevantes en la historia nacional como el primer Cuerpo de Bomberos del país, la primera Bolsa de Valores, la primera Cámara de Comercio, la primera Compañía de Seguros, y las primeras instituciones deportivas. Muchas de aquellas organizaciones han cumplido ya sus primeros centenarios e incluso algunas han sobrepasado ya el siglo y medio. Sin embargo, hay otra institución pionera que está ad-portas de celebrar su primer centenario. Se trata del Rotary Club, fundado en Valparaíso en 1923.

Uno podría pensar que cumplir 100 años no es un gran mérito hasta estas alturas, porque en Valparaíso hay varias instituciones largamente centenarias, pero si consideramos que el Rotary Club Internacional se fundó en Chicago en 1905 por el recordado Paul Harris, entonces sí se puede pensar que la fundación del primer Rotary Club en la ciudad puerto en 1923 fue una idea muy meritoria en el contexto internacional de una institución que enarbola como lemas el “Dar de Sí antes de Pensar en Sí” y “Se Beneficia más Quien Mejor Sirve”.

La fundación del Rotary en Valparaíso y, por ende, como puerta de entrada a Chile, se debía a la necesidad de extender los valores de la institución por el resto del continente americano. De hecho, antes del establecimiento en la ciudad puerto se habían fundado clubes en Montevideo, Panamá, Buenos Aires, Lima, México y Río de Janeiro. Como dato anecdótico, el primer chileno rotario había sido el encargado de negocios y cónsul general de Chile en Panamá, quien ingresó a la institución en dicha ciudad en 1920. Se trataba nada menos que de don Juan Antonio Ríos, futuro presidente de la República entre los años 1942 y 1946.

Volviendo a Valparaíso, fue un 13 de abril de 1923 cuando en la calle Serrano, específicamente en el Restaurant «Lucien», que para entonces se ubicaba en el edificio conocido popularmente como «La Nave», recientemente restaurado y donde felizmente se instalarán oficinas municipales, se fundó el primer Rotary Club del país.

Fueron cuatro personas las que dieron vida a la institución, tres extranjeros: Julio Navarro Monzó, Miguel Marín Nates y Agustín Turner, portugués, ecuatoriano y estadounidense respectivamente, más el chileno Aurelio Cruzat Ortega.

Ahora bien, ¿cómo se concretó el vínculo de aquel grupo fundador con el Rotary Internacional? La relación la tenía el lusitano Julio Navarro, quien para entonces era un argentino por adopción y ya pertenecía como socio en el Rotary Club de Buenos Aires, por lo tanto, fue él quien impulsó la idea de fundar en la ciudad – puerto, sueño que se hizo realidad que en aquel día con una primera directiva conformada por Cruzat como presidente provisional y Turner como su secretario. De aquella primera reunión, rápidamente la institución comenzó a crecer, siendo 12 los primeros socios fundadores. De igual forma la idea se extendió a otras ciudades del país, como Santiago, donde se estableció el Rotary Club en 1924, siendo Carlos Dávila Espinoza su primer presidente.

Ha sido tan relevante la institución en la ciudad de Valparaíso que, en el año 2011, el Concejo Municipal declaró al Rotary Club como Patrimonio Inmaterial, reconocimiento muy merecido para una institución que ha hecho historia en la vida porteña y del país y que está plenamente vigente, con enormes desafíos en el presente y futuro, y con una gran celebración de su primer centenario más que merecido.

Publicada en Revista Tell.

El Rotary Club de Valparaíso: camino al centenario

El Concejo Municipal declaró al Rotary Club como Patrimonio Inmaterial, reconocimiento muy merecido para una institución que ha hecho historia en la vida porteña y del país y que está plenamente vigente, con enormes desafíos en el presente y futuro,...

Valparaíso ha sido muchas veces pionero en la historia Republicana de Chile. Así, la ciudad puerto vio nacer instituciones relevantes en la historia nacional como el primer Cuerpo de Bomberos del país, la primera Bolsa de Valores, la primera Cámara de Comercio, la primera Compañía de Seguros, y las primeras instituciones deportivas. Muchas de aquellas organizaciones han cumplido ya sus primeros centenarios e incluso algunas han sobrepasado ya el siglo y medio. Sin embargo, hay otra institución pionera que está ad-portas de celebrar su primer centenario. Se trata del Rotary Club, fundado en Valparaíso en 1923.

Uno podría pensar que cumplir 100 años no es un gran mérito hasta estas alturas, porque en Valparaíso hay varias instituciones largamente centenarias, pero si consideramos que el Rotary Club Internacional se fundó en Chicago en 1905 por el recordado Paul Harris, entonces sí se puede pensar que la fundación del primer Rotary Club en la ciudad puerto en 1923 fue una idea muy meritoria en el contexto internacional de una institución que enarbola como lemas el “Dar de Sí antes de Pensar en Sí” y “Se Beneficia más Quien Mejor Sirve”.

La fundación del Rotary en Valparaíso y, por ende, como puerta de entrada a Chile, se debía a la necesidad de extender los valores de la institución por el resto del continente americano. De hecho, antes del establecimiento en la ciudad puerto se habían fundado clubes en Montevideo, Panamá, Buenos Aires, Lima, México y Río de Janeiro. Como dato anecdótico, el primer chileno rotario había sido el encargado de negocios y cónsul general de Chile en Panamá, quien ingresó a la institución en dicha ciudad en 1920. Se trataba nada menos que de don Juan Antonio Ríos, futuro presidente de la República entre los años 1942 y 1946.

Volviendo a Valparaíso, fue un 13 de abril de 1923 cuando en la calle Serrano, específicamente en el Restaurant «Lucien», que para entonces se ubicaba en el edificio conocido popularmente como «La Nave», recientemente restaurado y donde felizmente se instalarán oficinas municipales, se fundó el primer Rotary Club del país.

Fueron cuatro personas las que dieron vida a la institución, tres extranjeros: Julio Navarro Monzó, Miguel Marín Nates y Agustín Turner, portugués, ecuatoriano y estadounidense respectivamente, más el chileno Aurelio Cruzat Ortega.

Ahora bien, ¿cómo se concretó el vínculo de aquel grupo fundador con el Rotary Internacional? La relación la tenía el lusitano Julio Navarro, quien para entonces era un argentino por adopción y ya pertenecía como socio en el Rotary Club de Buenos Aires, por lo tanto, fue él quien impulsó la idea de fundar en la ciudad – puerto, sueño que se hizo realidad que en aquel día con una primera directiva conformada por Cruzat como presidente provisional y Turner como su secretario. De aquella primera reunión, rápidamente la institución comenzó a crecer, siendo 12 los primeros socios fundadores. De igual forma la idea se extendió a otras ciudades del país, como Santiago, donde se estableció el Rotary Club en 1924, siendo Carlos Dávila Espinoza su primer presidente.

Ha sido tan relevante la institución en la ciudad de Valparaíso que, en el año 2011, el Concejo Municipal declaró al Rotary Club como Patrimonio Inmaterial, reconocimiento muy merecido para una institución que ha hecho historia en la vida porteña y del país y que está plenamente vigente, con enormes desafíos en el presente y futuro, y con una gran celebración de su primer centenario más que merecido.

Publicada en Revista Tell.