El regreso al aula

26 de Junio 2021 Columnas

Estamos todos cansados. Los niños, adolescentes, adultos, mayores… Creo no conocer ni leer de nadie que esté mejor que en marzo de 2020, al menos en términos anímicos o emocionales.

Pienso cada día en mis estudiantes, sobre todo en los de primer y segundo año, que no conocen la educación universitaria completamente presencial, veo sus rostros las pantallas advirtiendo a los también agotados docentes impartir sus clases.

Como a todos, la incertidumbre, el qué va a pasar es algo que me estresa -no solo pienso en la pandemia, también en el contexto sociopolítico y económico en el que nos encontramos-. Todo esto agobia en demasía, pero frente a la vacilación, tengo una certeza: la necesidad de volver al aula. Me parece que no solo es de primer orden, sino que más bien me resulta imperativo. Ese espacio seguro, de orden, de preguntas, de camaradería y de confianzas, es necesario no solo para la educación primaria, sino que también es especialmente importante para los jóvenes de educación superior.

Veo, en un pasado no muy lejano, los días en los que como alumna universitaria la vida no solo era ira clases; recuerdo los recreos con los compañeros de carrera, los cafés tomados apurados esperando los apuntes para ir a leer a la biblioteca, los comentarios de pasillo antes de las pruebas… en fin, todo lo que conforma la vida universitaria y lo que mis estudiantes han perdido de manera irremediable estos últimos 15 meses, porque las aplicaciones de sus celulares y el contexto virtual no les dan reemplazo. Estamos en medio de una pandemia, podrán decirme.

Lo sé y lo entiendo, pero también veo con esperanza que los jóvenes están yendo a los centros de vacunación, que los docentes ya tenemos nuestras dos dosis, que el personal de las universidades respeta los aforos, las medidas higiénicas y de seguridad.

Pienso, entonces, ¿por qué no empezar tímidamente, quizás, con el regreso seguro al aula? ¿Por qué no intentar la tan bullada “nueva normalidad” bajo mascarillas, alcohol gel y aforos? Hay países, como Israel, que ya están dando los primeros pasos para una nueva forma de vida, España está ad portas de suprimir el uso de barbijos de forma obligatoria, en Estados Unidos llega el verano y hay ceremonias de titulación.

No sé, en términos sanitarios, cuánto nos falta para llegar a ese punto de estos países distantes, pero sí conozco la ansiedad y abatimiento que muchos sentimos al no poder estar en nuestras casas de estudio y cuánto disfrutaremos poder volver a ello. Confío en que ya no falte mucho. Este es un llamado a que hagamos todo cuanto esté en nuestras manos, de forma segura y responsable, para aportar en lo que podamos para regresar a las universidades: vacunas, distancias, aforos. Mientras seamos responsables de nuestros actos y decisiones, mientras la pandemia se siga combatiendo desde todas las trincheras, ya volverá lo demás. Y quizás también la vida universitaria que conocimos y muchos anhelamos.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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