Cuidar la democracia exige decir las cosas como son; con argumentos, pero sin medias tintas: Hoy en Chile gobiernan dos tipos de izquierda; una democrática y otra no.
Esta semana el PC desahució toda credencial democrática planteado la posibilidad de un montaje en el operativo de Villa Francia, declaración que se suma, entre otras, a “defender los resultados en las calles”, a la incapacidad de reconocer que Venezuela es una dictadura y a declarar una amenaza para la convivencia política el caso Jadue.
Lautaro Carmona cuestionó la legitimidad del operativo y afirmó que la situación "raya en una provocación" debido a su fecha. Otros miembros del partido criticaron falta de transparencia. La diputada Carmen Hertz, además, solicitó el protocolo del allanamiento, sugiriendo que la acción podría violar el derecho a la memoria. Algunas voces del FA se sumaron en este punto.
Es imprescindible recordar que el operativo en cuestión fue consecuencia de un incidente ocurrido en 2023 y que durante los allanamientos se encontraron chalecos antibalas, armas de diversos tipos, municiones, dispositivos electrónicos y drogas. Una armería en toda regla.
Tras una reunión en La Moneda, Carmona quiso justificar lo injustificable y explicó que su crítica no estaba dirigida a la política de seguridad pública, sino que era una prevención sobre el valor de un comedor solidario.
Pamplinas. Lo que ha hecho el PC es poner en jaque el principio del monopolio de la fuerza del Estado. Uno que establece que únicamente este, a través de sus instituciones (Policía y FFAA), tiene la autoridad para ejercer la fuerza de manera legítima y controlada, con el fin de mantener el orden, la seguridad y el cumplimiento de las leyes dentro de su territorio. Este monopolio es fundamento esencial del Estado moderno y se justifica en la necesidad de evitar el caos y la violencia, garantizando el bienestar y la seguridad de la sociedad en su conjunto. Deslizar la posibilidad de un montaje, volviendo a un fraseo que era propio de la dictadura, es asumir el quiebre del principio anterior y sostener que entre esta y una democracia hay poco más que una palabra.
Afortunadamente, el senador Jaime Quintana respaldó el accionar policial, calificándolo de ajustado a derecho, y Paulina Vodanovic hizo lo propio, mientras que la Ministra del Interior, desmintió las acusaciones de montaje y defendió el procedimiento policial, afirmando que no hay justificación para que en una democracia se tenga un arsenal (ufff… a lo que hemos llegado).
Frente a tamaña escisión no queda más que elegir (dentro y fuera del PC). Los democráticos hacia un lado, los autoritarios al otro. Hoy las democracias se corrompen desde dentro y este es el caso. No es posible gobernar “con un pie en la institucionalidad y el otro en la calle”.
Publicada en La Segunda.