El ninguneo ministerial

14 de Octubre 2016 Noticias

No fue muy prudente el ministro del Interior, Mario Fernández, como él mismo reconoció, al señalar en una entrevista que la carrera presidencial se definirá, finalmente, entre Sebastián Piñera y Ricardo Lagos. Se supone que el gobierno -en especial un funcionario tan encumbrado- debe exhibir neutralidad al respecto. Con razón se quejaron desde su propio partido (la DC), que aún no renuncia a llevar abanderado propio, pero por sobre todo los radicales, que le ponen fichas al senador Alejandro Guillier.

Lo que más dolió es que el jefe de gabinete ninguneo al resto de los aspirantes, los cuales no tendrían -a su juicio- las mínimas condiciones intelectuales para participar de un debate con altura.

A diferencia de lo que creen los radicales, Fernández no participa en conspiración alguna para ungir a Lagos por secretaría. Lo que ocurre es mucho más simple: el ministro no quiere creer-¡se resiste a creer!- que la opción Guillier vaya en serio. No es muy distinto de lo que pensó el establishment concertacionista cuando empezó a circular con fuerza el nombre de Michelle Bachelet, hace más de diez años.

Fernández pone en palabras el pensamiento de muchos en las altas esferas políticas. Les da un poco de rabia, incluso: son ellos los que han hecho carrera política, los que exhiben las cicatrices del poder.

Por eso quieren creer, como dice Fernández, que toda la faramalla en torno a Guillier u otros -el diputado Tarud también agarró papa- es pura fantasía. Quieren creer que Chile todavía es un paisaje previsible donde hay nombres que se imponen por su propio peso. Quizás como tuvieron que hacerlo con Bachelet tengan que tragarse sus palabras.

El ministro no quiere creer -¡se resiste a creer!- que la opción Guillier vaya en serio.

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