Open Al lanzó recientemente una nueva versión de su chatbot llamado Chat GPT, que ha sido adoptado por más de 100 millones de usuarios en tan solo dos meses. Esta increíble tasa de adopción se debe en gran parte a las habilidades avanzadas del chatbot para generar textos en formas que antes parecían ser ciencia ficción. La nueva versión es más rápida, precisa y se adapta al estilo de escritura del usuario. La industria legal lleva algunos años innovando con la incorporación de estas tecnologías.

En gran medida, casos como los de Slaughter & May o White & Case, han concentrado el uso de estas tecnologías para realizar de manera más eficiente el trabajo con documentos, particularmente para los procesos de due diligence. Ahora bien, las potencialidades que ha demostrado el Chat GPT ha extendido la discusión a su uso en tareas en las que existía una expectativa de intervención humana. Si bien la discusión ha estado centrada en sus implicancias ingenieriles o filosóficas, los chatboxes ya están teniendo un impacto real en la profesión legal. Algunos ejemplos. A principios de este año, la versión inicial de Chat GPT aprobó de forma mediocre el Bar Exam en Estados Unidos. Hace unas semanas, la versión avanzada lo hizo con resultados sobre 90 por ciento. Asimismo, la Facultad de Derecho de Michigan evaluó la versión inicial de Chat GPT sometiéndola a las mismas evaluaciones finales que a sus estudiantes. Esta aprobó todo en el primer intento.

Ante esta situación, surge la pregunta de cómo formar a las y los abogados del futuro: ¿deberíamos eliminar conocimientos o habilidades de su formación? ¿Cómo se deben incorporar estas tecnologías para enseñar las competencias claves de la profesión legal? Varias universidades inicialmente mostraron preocupación acerca de esta herramienta, pero la prohibición completa ahora parece improbable. En lugar de temerla, se está reflexionando más profundamente sobre qué habilidades deben tener los futuros abogados.

A medida que la tecnología avanza, el principal desafío es enseñar a los jóvenes profesionales cómo utilizar la IA para fortalecer su capacidad de análisis jurídico, discernimiento y pensamiento crítico, ya que es difícil imaginar lo que podría ocurrir durante los próximos cinco años de su carrera, Si bien la IA puede realizar labores parametrizables, no puede sustituir al abogado en la atención de las múltiples variables personales, psicológicas, éticas, sociales, estratégicas o culturales envueltas en la atención de un caso. Tampoco en la realización de tareas que requieren de un análisis holístico y juicioso de una materia. Mucho menos en la consideración de las implicancias no jurídicas de mediano o largo plazo. En efecto, por bien escrito que le quede un contrato a Chat GPT, no puede prever si será aceptable para la contraparte y si facilitará la negociación.

La última versión de Chat GPT nos llama a reflexionar sobre cómo la Al en la formación y ejercicio de la profesión legal está redefiniendo el rol de los abogados, enseñándoles y permitiéndoles enfocarse en aspectos estratégicos y sustantivos de su labor, mientras delegan tareas rutinarias a la IA. Al igual como ocurrió en otras industrias, esta transformación no sólo aumentará la eficiencia, sino que también mejorará la calidad del servicio brindado a los clientes, elevando la labor del abogado. Reflexionar sobre su uso es crucial para la correcta utilización de la IA en un mundo que será cada vez más automatizado.