- Doctora en Comportamiento Social y Organizacional, Universidad Autónoma de Madrid, 2008.
- Psicóloga, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1993.
Cómo abordar el estrés estudiantil
Mariana Bargsted
Estudiantes de Arquitectura alzaron la voz. Otros no pudieron, tenían entrega. Muchos de otras carreras, creen que es inútil. Y para otros, ya es tarde. El estrés académico ya les afectó. La comunidad se llenó de juicios livianos: millennials flojos, que estudien otra carrera, no se quejen, el mundo laboral es así.
Atención: nuestros estudiantes, nuestros hijos, están sufriendo. Pasan años durmiendo y comiendo mal, ansiosos por cumplir, temiendo odiar su profesión. La generación que hoy se forma para conducir la sociedad se está agotando, quemando. Y endeudando. No rendir con los estándares que les imponemos supone una peligrosa presión económica, social y psicológica. Pero quienes dicen que el mundo laboral es así tienen razón. Condición básica requerida para cualquier trabajo: trabajar bajo presión ¿Porqué valoramos cumplir con excesivas demandas con menos recursos de tiempo y descanso? ¿A quién le hace bien este desajuste? ¿Cuáles son sus costos humanos y sociales?
Me preocupa cuando veo a mis estudiantes rendir, pero con desencanto. Trato de transmitir pasión por lo que hacen, pero ellos parecen ver sólo el túnel en el que los hemos metido. Me preocupa ver a mis hijos, nuestros hijos, buscar refugio en el exceso, alcohol y psicotrópicos. Sin poder desarrollar sus talentos artísticos, participar, enamorarse, hacer deporte. Reír. El estrés crónico aliena, deshumaniza, enferma y mata. ¿Eso queremos para nuestros profesionales futuros y actuales?
El estrés crónico te saca del mundo laboral, y no lo cubren las isapres. Con eso destruimos el tremendo capital humano que mueve a las sociedades, no es con trabajo forzado, sino con sistemas irracionales de estudio y trabajo. Conozco tangencialmente las estrategias educativas de aprendizaje basado en proyectos de carreras como Arquitectura o Medicina y he sido profesora de Psicología por 20 años. Son estrategias interesantes, complejas de implementar.
El sistema universitario chileno ha definido el cálculo de carga académica de los estudiantes en créditos SCT (Sistema de Créditos Transferibles), a partir de la medición del tiempo que requiere un estudiante para realizar las tareas académicas. Al año, un estudiante no debe hacer más de 60 créditos, que equivalen aprox. a 1800 horas de trabajo (clases, lecturas, trabajos en grupo, estudio personal) o 40 semanas de 5-6 días de estudio, (con 12 semanas, feriados y domingos como descanso). En promedio, una asignatura tiene 6 créditos (180 horas de trabajo al semestre). Hasta aquí el sistema se ve bien, contribuye a que se logre aprendizaje sin perder vocación, salud y vida personal en el intento. Pero, ¿se estudia cuanto demora un estudiante en cumplir con las tareas y actividades que diseñamos los profesores?, ¿O seguimos en un paradigma de educación centrada en el profesor? Ayer escuché a un profesor joven decir: “ no somos los protagonistas del proceso, son ellos”. Si les duele como los tratamos, tenemos que escucharlos. Y enmendar el camino. Es urgente.
Publicada en La Segunda.