¿Dónde está Valparaíso? Discusiones sobre proyectos en el borde costero

28 de Agosto 2017 Columnas

El día lunes 21 de agosto se realizó un encuentro entre el ex Presidente Ricardo Lagos, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, y el experto patrimonial Juan Luis Isaza. Aunque inicialmente la cita debía realizarse en el edificio corporativo de calle Brasil del Duoc UC, tuvo que ser cambiada de sede por el boicot de un grupo de trabajadores del puerto. El seminario tenía por objetivo analizar el estudio de impacto patrimonial efectuado por el colombiano Isaza. Uno de los temas fundamentales de este encuentro tenía relación con el futuro del puerto, específicamente en cuanto al Terminal 2 y el mall Barón.

El primero de los temas fue el que provocó la ira de los trabajadores portuarios contra el alcalde. Hago mención al boicot, porque es un ejemplo del camino incorrecto, tratar de imponer las ideas por medio de la fuerza. No hay forma de salir del “estado calamitoso” en que se encuentra esta ciudad, como lo manifestó Isaza, si no es a través del consenso y del diálogo.

Vale la pena rescatar algunas de las observaciones realizadas por el ex Mandatario. La necesidad de una mirada de Estado en la inversión de obras que vayan en beneficio de la comunidad y pongan en valor el patrimonio de la ciudad. Un primer ejemplo, la comparación del muelle Barón con lo que sucedió con la Estación Mapocho, salvada de ser una bodega, para ser transformada en un centro cultural, un ícono en Latinoamérica. Y un segundo aspecto, la mirada de Lagos como ex Presidente y también como exministro de Obras Públicas respecto del futuro del puerto.

En su exposición, Ricardo Lagos comentó que como titular de Obras Públicas solicitó que le calcularan cuánto costaría hacer el molo hoy día: “Ese molo no pasaba por ninguna rentabilidad bajo los estándares actuales. Pero se hizo y gracias a eso Valparaíso tiene el puerto que tiene”. La decisión, enfatizó el Presidente, debe venir de arriba y primar una mirada de Estado, a largo plazo.

A fines del siglo XIX, el proceso detrás de la construcción del molo de abrigo fue tan largo y discutido como el que se ha llevado a cabo ahora, pero con la convicción de que había que respetar la condición portuaria de la ciudad.

“Había acuerdo, dice Rodolfo Urbina, en proteger la bahía y dotar al puerto de una adecuada infraestructura para superar la lentitud de la carga y descarga que obligaba a los buques permanecer 30 o 40 días, y a veces más tiempo que el mismo viaje desde Europa”.

En esta misma línea, Eduardo Reyes Cox comentaba, en este mismo diario en 1917, que después de muchos años discutiendo, la solución más adecuada al problema portuario sólo fue posible “cuando se encomendó a la Comisión de Puertos la elaboración de un proyecto”.

Esa fue justamente la que inspiró a las autoridades a realizar una obra épica. Los gigantescos bloques de cemento que se utilizaron para ganar espacio al mar fueron un símbolo del enorme desafío que significaba esta construcción. Estas moles fueron elaboradas en el sector donde hoy se encuentra Las Salinas. El terreno que se ganaba al cerro, a través de cortes horizontales, sirvió de relleno para construir los bloques que luego le ganarían espacio al mar. En la periferia de una incipiente ciudad de Viña del Mar, se establecían las bases del puerto más importante de Chile. Esa fue el proyecto que comprometió a toda una región a ser parte de esta ilusión y que pareciera ser la gran falencia de Valparaíso en el día de hoy.

El periodista Luis Aguirre Echiburú, en una obra clásica sobre la historia de Valparaíso escrita a mediados del siglo XX, concluye en su capítulo dedicado a las obras marítimas del puerto señalando: “Ojalá que los proyectos pendientes al respecto no sufran las discusiones inútiles con que se gestaron las obras marítimas, demorando por muchos años su ejecución”.

Setenta años después, pareciéramos entrampados en la discusión de hace cien años. Quizás el camino sea replicar la conformación de una Comisión de Puertos de comienzos del siglo XX y buscar, mediante el diálogo pacífico y bien informado, un acuerdo. Tal como señalaba Eduardo Cox: “Los sacrificios que esta obra cueste al país, se justifican de sobra si se considera que se trata del primer puerto de la República”.

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