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Día del trabajador en Chile

Si antes el trabajador encontraba su momento de ocio en la mesa de dominó de un club social o equipo de fútbol, hoy, en cambio, lo puede hacer en su casa con su familia, con una serie de televisión o en su mismo smartphone.
Gonzalo Serrano

Gonzalo Serrano

Doctor en Historia
  • Doctor en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2012.
  • Magíster en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
  • Licenciado en Humanidades, Ciencias de la Comunicación y Ciencias de la Educación, Universidad Adolfo Ibáñez.
  • Periodista  y Profesor, Universidad Adolfo Ibáñez.
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El 1 de mayo se conmemorará otro día del trabajador. La historia detrás de uno de los feriados más importantes en el calendario resulta bastante conocida. Un grupo de trabajadores en Estados Unidos se manifestaba por obtener mejoras laborales y la huelga culminó con la muerte de varios de ellos y de un policía. Un grupo de líderes sindicales fue responsabilizado de este incidente y, posteriormente, 5 de ellos fueron ejecutados. Pasaron a la historia como los mártires de Chicago.

La historia de cuándo partió este feriado en Chile, en cambio, es menos conocida. Inspirados en el hito de los mártires, los movimientos de trabajadores en Chile conmemoraban esa fecha y exigían al gobierno que se estableciera como día feriado, al igual como sucedía con el resto del mundo, cuestión que no sucedió hasta 1931.

El año no es casualidad y coincide con el deterioro de las condiciones políticas y económicas que enfrentaba el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo. En un escenario cada vez más adverso, al general no le quedó otra opción que ceder frente a las presiones y, a través de un decreto del 1 de abril de 1931, se estableció el 1 de mayo como feriado legal. De alguna forma, con este decreto se comenzaba a cerrar un círculo. Éste se inició cuando un grupo de oficiales realizó un “ruido de sables”, que obligó a los parlamentarios a hacerse cargo de una serie de leyes laborales que dormían en el Congreso. El mismo círculo se cerró con la publicación del Código del Trabajo, el 13 de mayo de 1931.

Para frustración de Ibáñez, nada de esto sería suficiente. Las protestas de trabajadores, a las que se sumaron meses más tarde los estudiantes, terminaron provocando la renuncia de su gabinete y, finalmente, la del propio general, el 26 de julio de 1931.

Más allá de la coyuntura política y económica, la presión que pudieron ejercer los trabajadores fue el resultado de años de organización durante los cuales se habían conformado gremios, sindicados y mutuales. En esta línea, Valparaíso fue pionero en tener los primeros gremios y grupos más fuertes.

Ante la precariedad laboral que existía antes de las primeras leyes labores y del mencionado Código, fueron los mismos trabajadores quienes se organizaron para hacer frente a la carestía y situación de abandono en la que se encontraban.

Basta revisar las páginas de los diarios de la época para encontrar, por ejemplo, el mismo 1931, una gran cantidad de actividades organizadas por y para los trabajadores. En mayo de ese año, por ejemplo, observamos que los diarios y periódicos poseían páginas dedicadas de forma completa a ellos.

El suplemento “Vida Obrera” daba cuenta de cosas tan disímiles como el anuncio de una reunión de la directiva de la sociedad de choferes, la elección de la “Reina del Taller”, una sección de Teatro Obrero y la realización de un curanto de domingo para un grupo de obreros. Entre estas noticias, figuraba, por citar otro caso, un agradecimiento de los reclusos en la cárcel por el “momento de solaz y esparcimiento que les proporcionaron distinguidos miembros del Ateneo Artístico Obrero”.

De este ambiente a esta fecha, ya nada queda. Algunos, con justa razón, podrán culpar a la dictadura de haber borrado de la faz de Chile los movimientos obreros. Sin embargo, durante el siglo XXI, las organizaciones de trabajadores tampoco se reinventaron y han ido perdiendo influencia debido, en algunos casos, a la corrupción interna dentro de los sindicatos, la excesiva politización de sus miembros, la apatía, el individualismo y los cambios de hábitos del siglo XXI.

Si antes el trabajador encontraba su momento de ocio en la mesa de dominó de un club social o equipo de fútbol, hoy, en cambio, lo puede hacer en su casa con su familia, con una serie de televisión o en su mismo smartphone. Son los nuevos tiempos y las nuevas costumbres que nos hacen olvidar las razones que permiten descansar un 1 de mayo.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

Día del trabajador en Chile

Si antes el trabajador encontraba su momento de ocio en la mesa de dominó de un club social o equipo de fútbol, hoy, en cambio, lo puede hacer en su casa con su familia, con una serie de televisión o en su mismo smartphone.

El 1 de mayo se conmemorará otro día del trabajador. La historia detrás de uno de los feriados más importantes en el calendario resulta bastante conocida. Un grupo de trabajadores en Estados Unidos se manifestaba por obtener mejoras laborales y la huelga culminó con la muerte de varios de ellos y de un policía. Un grupo de líderes sindicales fue responsabilizado de este incidente y, posteriormente, 5 de ellos fueron ejecutados. Pasaron a la historia como los mártires de Chicago.

La historia de cuándo partió este feriado en Chile, en cambio, es menos conocida. Inspirados en el hito de los mártires, los movimientos de trabajadores en Chile conmemoraban esa fecha y exigían al gobierno que se estableciera como día feriado, al igual como sucedía con el resto del mundo, cuestión que no sucedió hasta 1931.

El año no es casualidad y coincide con el deterioro de las condiciones políticas y económicas que enfrentaba el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo. En un escenario cada vez más adverso, al general no le quedó otra opción que ceder frente a las presiones y, a través de un decreto del 1 de abril de 1931, se estableció el 1 de mayo como feriado legal. De alguna forma, con este decreto se comenzaba a cerrar un círculo. Éste se inició cuando un grupo de oficiales realizó un “ruido de sables”, que obligó a los parlamentarios a hacerse cargo de una serie de leyes laborales que dormían en el Congreso. El mismo círculo se cerró con la publicación del Código del Trabajo, el 13 de mayo de 1931.

Para frustración de Ibáñez, nada de esto sería suficiente. Las protestas de trabajadores, a las que se sumaron meses más tarde los estudiantes, terminaron provocando la renuncia de su gabinete y, finalmente, la del propio general, el 26 de julio de 1931.

Más allá de la coyuntura política y económica, la presión que pudieron ejercer los trabajadores fue el resultado de años de organización durante los cuales se habían conformado gremios, sindicados y mutuales. En esta línea, Valparaíso fue pionero en tener los primeros gremios y grupos más fuertes.

Ante la precariedad laboral que existía antes de las primeras leyes labores y del mencionado Código, fueron los mismos trabajadores quienes se organizaron para hacer frente a la carestía y situación de abandono en la que se encontraban.

Basta revisar las páginas de los diarios de la época para encontrar, por ejemplo, el mismo 1931, una gran cantidad de actividades organizadas por y para los trabajadores. En mayo de ese año, por ejemplo, observamos que los diarios y periódicos poseían páginas dedicadas de forma completa a ellos.

El suplemento “Vida Obrera” daba cuenta de cosas tan disímiles como el anuncio de una reunión de la directiva de la sociedad de choferes, la elección de la “Reina del Taller”, una sección de Teatro Obrero y la realización de un curanto de domingo para un grupo de obreros. Entre estas noticias, figuraba, por citar otro caso, un agradecimiento de los reclusos en la cárcel por el “momento de solaz y esparcimiento que les proporcionaron distinguidos miembros del Ateneo Artístico Obrero”.

De este ambiente a esta fecha, ya nada queda. Algunos, con justa razón, podrán culpar a la dictadura de haber borrado de la faz de Chile los movimientos obreros. Sin embargo, durante el siglo XXI, las organizaciones de trabajadores tampoco se reinventaron y han ido perdiendo influencia debido, en algunos casos, a la corrupción interna dentro de los sindicatos, la excesiva politización de sus miembros, la apatía, el individualismo y los cambios de hábitos del siglo XXI.

Si antes el trabajador encontraba su momento de ocio en la mesa de dominó de un club social o equipo de fútbol, hoy, en cambio, lo puede hacer en su casa con su familia, con una serie de televisión o en su mismo smartphone. Son los nuevos tiempos y las nuevas costumbres que nos hacen olvidar las razones que permiten descansar un 1 de mayo.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.