Día de la Mujer: una mirada crítica

8 de Marzo 2020 Columnas

Preocupa la forma en la que ciertas manifestaciones feministas canalizan sus reclamos y exigen igualdad de género hoy en día. Los métodos que emplean incitan a compararlas con otras manifestaciones de mujeres del pasado, como la de aquellas chilenas que se pronunciaron por primera vez en la prensa, de manera sistematizada y organizada como cuerpo, durante la década de 1870. Los contextos son diferentes, no hay duda de ello. Las chilenas de la década mencionada se atrevieron a publicar y firmar con su nombre (en una época en que lo común era el uso del seudónimo), para pedir algo tan básico y justo como el que ellas y las que vinieran después tuviesen la posibilidad de educarse científica y profesionalmente, realidad que hasta entonces era imposible en Chile, porque no eran válidos los exámenes de secundaria rendidos por mujeres y no existían liceos estatales femeninos.

Lo que ellas deseaban era algo claro y concreto, y lo obtuvieron gracias a su excelente desempeño argumentativo, basado en el pensamiento crítico y en el buen manejo del lenguaje. En 1877, después de casi seis años de publicaciones periódicas en diarios y revistas (los medios más masivos de ese periodo) ellas consiguieron que el gobierno decretara la ley que permite a todas las chilenas desde entonces, postular a la educación superior. El punto es que fue la preparación de estas mujeres del siglo XIX, basada en el estudio concienzudo de los postulados filosóficos del periodo y materializada en un excelente hilado de ideas, lo que posibilitó que consiguieran su objetivo. Como parangón, analizando la actualidad, las manifestaciones más o menos relevantes de los últimos años propiciadas por feministas, a menudo acaban diluyéndose en un sinfín de peticiones que opacan ciertos objetivos concretos. Asimismo, lejos de basarse en argumentaciones sólidas y bien respaldadas, lo que prima en estas expresiones es la emoción. El pensamiento crítico y la empatía intelectual no son su prioridad.

Es evidente, como ya se dijo, que el contexto entre las mujeres del siglo XIX y las del XXI es diferente, pero a veces es necesario revisar el pasado para perfilar el presente y proyectar el futuro. Las mujeres a las que se les debe la posibilidad de que las chilenas puedan instruirse científica y profesionalmente delimitaron una meta y se aferraron a ella. En segundo lugar, dieron la cara y revelaron sus nombres. Finalmente, batallaron respaldadas por el razonamiento. En este sentido, el uso de las redes sociales hoy en día, si bien permite transmitir información a una cantidad impensada de individuos para los parámetros del siglo XIX, a su vez, favorece la eliminación de colectivos y organizaciones que compartan fines y objetivos concretos.

El hecho de que todos puedan opinar en cualquier momento y en cualquier lugar provoca asincronía en los mensajes y elimina la figura del mediador (otrora editor), entre otros factores, lo que conduce a una mayor polarización y a la utilización de estos medios de comunicación como gestores de una brutal violencia. Mientras no se tome conciencia de esta situación, será difícil que estos grupos propicien debates seriamente estructurados, y que consigan mejorías concretas y realmente necesarias.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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