No es ninguna novedad plantear el tema de la crisis de seguridad en nuestro país. Es más, no lo ha sido desde hace décadas, cuando el tema de la delincuencia y seguridad se vuelve cíclicamente en el centro de atención después de hechos particularmente críticos y severos. El problema es que la respuesta a esta situación es, cíclicamente, de tipo específico o táctico. Determinaciones puntuales sobre aspectos relativos a temas de la crisis de coyuntura van y pasan, sin un análisis de tipo general y solo abordando el problema de forma global. Incluso hoy, con siete leyes aprobadas de forma express, y ahora con un paquete de 31 normas a debatirse en diferentes plazos, padecemos del mismo problema general. No existe una visión estratégica.
El problema de base es que más allá de expresar la existencia de la crisis, no hemos podido convertirlo en un objetivo específico y práctico, y desarrollar una estrategia multidimensional, que incluya a todos los elementos del estado. Todo se ha concentrado en las policías, debido a los trágicos asesinatos de Carabineros en las últimas semanas, pero no hay claridad respecto a la modernización del Ministerio Público, tampoco del Poder Judicial. Cuando se informa que un detenido por diversos delitos ha sido capturado decenas de veces anteriores, y continúa delinquiendo, o que se cometen errores o se desarrollan criterios garantistas a veces excesivos, liberando delincuentes provistos de armas sobre la base de conceptos específicos que resultan cuando menos discutibles, pues la situación claramente requiere una mirada de tipo genérico que no estamos desarrollando.
En el momento presente, donde la política avanza a velocidades enormes, hay un proceso constituyente en desarrollo y además existe una crisis económica compleja en el país, ciertamente debemos detenernos un momento y definir qué queremos hacer y cómo hacerlo. De otra forma, solo seguimos lanzando millones y millones de dólares en problemas de orden específico, como los mil quinientos recién anunciados por el presidente Boric. El problema es cómo sacarles el mejor rendimiento. No es que tengamos dinero para desperdiciar, tampoco.
Publicada en El Mercurio de Valparaíso.