Señor Director:

Los “corralitos” tienen una justificación extremadamente excepcional y típicamente atingente a un sector bancario que opera con reservas fraccionarias: evitar una corrida bancaria que pueda comprometer la estabilidad no de un banco en particular, sino que del sistema en su conjunto a través de distintos canales de contagio.

¿Qué justifica el establecimiento de un “corralito” que atenta contra la libertad de los afiliados de isapre Masvida, impidiéndoles su retiro y, por esa vía, obligándolos a seguir cotizando ahí? Poco y nada. Aquí, por definición, no caben las razones sistémicas ni de contagio.

Se ha dicho que se quiere “asegurar la continuidad” de la empresa. Pero el rol de la autoridad debiese ser promercado y no proempresa. En una economía de mercado es socialmente deseable que las empresas mal gestionadas o que lo hacen mal quiebren y que sus accionistas, sin “ayudas”, se hagan responsables. La determinación del regulador no solo viola ese sano principio, sino que entrega una pésima señal para que situaciones como la de Masvida no vuelvan a producirse.