A cien años de la revolución bolchevique

11 de Noviembre 2017 Columnas

El impacto de la revolución rusa en la historia mundial y la imagen de ésta como un proceso que se percibió como una fuerza arrolladora, tal como figura, por ejemplo, en la película de Octubre de Serguéi Eisenstein (1928), está lejos de asemejarse a lo que sucedió o, por lo menos, eso es lo que se puede desprender de las páginas de El Mercurio de Valparaíso durante los meses iniciales de la revolución.

Una de las primeras cosas que llama la atención es la definición del grupo que lleva a cabo el proceso, no como los bolcheviques, sino como maximalistas, una confusión común de la época. Igualmente, aparece la figura de Trotsky por sobre la de Lenin o Lenine, como se le denominó al inicio.

El día 9 de noviembre, las agencias cablegráficas de Londres informaban: “los maximalistas, mediante un golpe de estado se apoderan del Gobierno provisorio”. La portada del diario mostraba a Kerensky, el jefe de gobierno que había sido depuesto y que había iniciado el proceso revolucionario en febrero de 1917. Se menciona a los “bolshekivistas” como el grupo a cargo de ocupar el Parlamento ruso y por primera vez aparecen los nombres de Troszky y “el agitador socialista” Lenine”, quien “hizo un bosquejo de los problemas de la democracia rusa y dijo que el nuevo Gobierno pensaba distribuir tierras entre los aldeanos y salvar la crisis económica en que estaba sumido”, algo que, por ese entonces, parecía una locura.

Las noticias sobre lo que sucedía en Rusia aparecían condicionadas por las agencias caligráficas de los países contrarios a Alemania y que veían en la revolución una amenaza a sus intereses. Una paz entre rusos y alemanes permitía a estos últimos, desentenderse del frente oriental y volcar todas sus fuerzas al frente occidental, en especial, Francia e Italia, que era el principal foco de atención durante los últimos meses de ese año.

A los pocos días de las noticias de la revolución, Estados Unidos, que estaba muy lejos de ser la potencia que sería años más tarde, se negaba a reconocer al nuevo gobierno. Como parte de la confusión, el cable recibido de Washington indicaba: “El Gobierno de los Estados Unidos no ha reconocido al Gobierno ruso formado por el señor Bolsheviki y sus partidarios”, en una clara muestra de la falta de claridad del proceso que se iniciaba.

Esa fue la tónica de las informaciones que llegaban desde las agencias cablegráficas de Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Noticias confusas, avances de uno y otro bando, supuestas renuncias, declaración de intereses, etc. Nada muy distinto a las noticias que recibimos acerca de Siria sobre las luchas el gobierno de Assad e ISIS, los conflictos entre Rusia y los Estados Unidos, etc. Quizás en un siglo más, tengamos claro un acontecimiento que recién está en marcha.

En una época en que los diarios subsistían de las informaciones del exterior a través de los claves, el único aporte a la crisis que se vivía en Rusia se efectuó cuando El Mercurio de Valparaíso publicó la entrevista al Ministro de Rusia en Chile, Alejandro Echerbatzkoy, aprovechando su estadía en el Gran Hotel de Viña del Mar. Ante la pregunta de si el pueblo ruso apoyaba a “Lenine”, el embajador respondió: “Este hombre está engañando al pueblo ruso para servir ajenos intereses (…) El pueblo ruso no se ha pronunciado aún, pero cuando lo haga, ya verán cómo arroja lejos de sí al grupo extremista que pretende con utópicos proyectos alterar los destinos de nuestro país”. El embajador no tenía cómo saberlo, pero su proyección estaba completamente errada.

Finalmente, las últimas noticias de 1917 estaban referidas a dar a conocer las negociaciones entre los “extremistas” rusos y alemanes, que luego quedarían estampadas en el Tratado de Brest Litovsk y que, a cambio de la paz, permitían a los germanos quedarse con una porción importante de territorios en la frontera germano-rusa. De esta forma, los aliados veían como uno de sus principales socios renunciaba a la guerra, siendo su partida compensada por el ingreso de los Estados Unidos, cuya participación sería clave para el término del conflicto. A inicios del siglo XX era difícil presagiar que ambos actores, Rusia y Estados Unidos, serían decisivos en el desarrollo de las décadas posteriores.

publicado en El Mercurio de Valparaíso.

Contenido relacionado

Redes Sociales

Instagram