Hay días que son buenos. Más allá de las contingencias propias de la vida cotidiana, hay momentos en los que cambia el sentido con el que se afronta el día. Y estos son buenos días.
El día del cumpleaños, por ejemplo, es un día potencialmente bueno. Que a uno lo saluden las personas que lo estiman, que le deseen buenas cosas, que uno mismo se plantee nuevos desafíos u objetivos, que comience un nuevo ciclo. Todo ello permite que la fecha de tu cumpleaños sea un buen día.
Sé que para algunos el cumpleaños vivido en soledad, la conciencia de sentirte un poco más grande o derechamente un poco más viejo, hacen que ese día esté lejos de ser un buen día. Sin embargo, aunque pase todo aquello siempre puedes elegir cómo quieres seguir afrontando la propia vida y la inevitabilidad del paso del tiempo.
Son días buenos aquellos en los que cambias la velocidad con la que solemos vivir. En un contexto de rapidez, inmediatismo y agitación, tomarse un tiempo o detenerse un poco puede que transforme tu día en otro buen día.
El arte de manejar el estrés dicen muchos de los investigadores del tema, radica en aprender a manejar las fuentes que lo generan, pero también a incrementar la percepción sobre las propias capacidades para enfrentar dichos estímulos. Y esto sólo se puede hacer si logras cambiar el ritmo de la vida. Detenerse, respirar profundo, observar lo que te rodea, ser capaz de reconocer los pequeños detalles que permiten nuestra existencia, nos ayuda poderosamente en esto.
Generar cambios en la rutina, aunque sean menores, puede producir un gran impacto en la percepción de la cotidianeidad en la que vivimos. Levantarse un minuto antes, darse tiempo para apreciar el mundo y las personas que nos rodean, distinguir los pequeños cambios que las estaciones del año van marcando, puede ser una gran oportunidad para dar otro sentido a la vida.
Sorprender a alguien con algo inesperado, dejarte sorprender y curiosear lo nuevo, hacerte un regalo especial, o simplemente disfrutar el momento que vives, sin demasiada expectativa, de seguro te hará vivir con otro estado de ánimo lo rutinario y, en una de esas, tener un buen día.
Publicada en
El Dínamo.