Hemos sabido del reciente desencuentro entre Boric y el presidente Lula de Brasil. Ambos, aunque simpatizantes en términos ideológicos, han tenido un quiebre no menor y que vale la pena de ser pensado. Me refiero a los resultados a los que se llegó en la Cumbre Celac-UE sobre la invasión rusa a Ucrania. Lula expone públicamente su diferencia con Boric y afirma: “la falta de costumbre de participar en estas reuniones hace que un joven tenga más prisa”. Y tilda a Boric de “ansioso”. Llama la atención que la crítica es la misma que suele venir de la oposición y que a estas alturas es un lugar común.
Sobre la juventud y la poca experiencia se me viene a la mente de inmediato esa canción del rockero argentino León Gieco y sus pegajosos versos: “Menos mal, que nunca la tenga/experiencia de robar/ menos mal, que nunca la tenga, experiencia de mentir”. Miremos más detenidamente lo que hay en cuestión en este altercado entre presidentes. Lo que Lula hace para atacar a Boric es más viejo que el hilo negro y se conoce como argumentación ad hominem. Cito de Wikipedia para no complicarme la vida: “En lógica, se conoce como argumento ad hominem (del latín ‘contra el hombre’) a varios tipos de argumentos, muchos de los cuales considerados falacias informales, que consisten en atacar una afirmación en función del carácter o algún atributo del emisor de esta en lugar de analizar el contenido sustancial del argumento en sí mismo”. Y es tal cual lo que hace el presidente del Brasil: ataca a Boric en vez de rebatir su argumentación.
Y resulta que efectivamente Boric es joven y tiene poca experiencia. También ha mostrado ciertos rasgos de ansiedad ¿Se deduce, entonces, de esta aseveración correcta en términos de comprobación, que todo lo que diga o haga Boric es ipso facto erróneo o malo? No necesariamente, y esa es la pillería del argumento de Lula, que evade hacerse cargo del juicio específico que Boric hace de la decisión a la que se llega en la Cumbre. Gran reunión para decir que les causa “profunda preocupación” el conflicto bélico. Lo que equivale a no decir nada. Boric, por su parte, esperaba una expresión de “condena categórica a la invasión rusa” y que se afirmara que ha habido violación a los Derechos Internacionales.
Volvamos a Lula y a su crítica a la juventud e/ inexperiencia. Lo que hay aquí es muy claro: Lula está diciendo sin decir que en política y relaciones internacionales no hay que quemarse, no hay que quedar mal con nadie. Eso es lo que aprende un político con los años. Pero los límites entre la prudencia diplomática y aquello que nuestro ex presidente Piñera llamaba “cómplices pasivos” son muy delgados. Esta vez, creo sinceramente que la ansiedad y juventud de Boric están del lado correcto. Están del lado de los civiles muertos, los niños muertos, heridos y desarraigados de Ucrania.
Publicada en
El Mercurio de Valparaíso.