Señor Director:
Frente a la Asamblea General de la ONU, el Presidente Boric sostuvo que el plebiscito no es una derrota para su gobierno, porque “ningún gobierno puede sentirse derrotado por la voluntad del pueblo”. ¿En serio?
Estamos ya habituados a la tesis de que el lenguaje genera realidades, y a su fatídica (y nunca probada) derivada de que cambiando el lenguaje cambiamos la realidad; pero lo cierto es que juicios asertóricos sin correspondencia con el mundo corren el riesgo de transformarse en frases vacías. Esto se suele denominar “mera retórica”, aquella que busca convencer a costa de vacíos conceptuales rimbombantes.
Lo cierto es que “la voluntad del pueblo” sí propinó una dura derrota al Gobierno. Esto solo puede ser así, luego de la malhadada, y hay que decirlo, extraordinariamente torpe estrategia del ministro Jackson de atar los cambios que el Gobierno propugna con la Constitución propuesta. Si verdaderamente el Presidente no se “siente” derrotado, solo se puede deber a una extraordinaria resiliencia o falta de espíritu crítico. Quizás su aserción quiere significar que el pueblo es sabio y el Gobierno siempre gana cuando el pueblo habla. Pero esto es mera retórica. Probablemente Luis XVI sí se sintió derrotado cuando su cuello fue preso por el cepo de la guillotina.
Se agradecen los visos de humildad del Presidente en su discurso. Pero su aserción frente a la ONU no puede sino hacernos recordar la famosa carrera del Dodo en Alicia en el país de las maravillas, quien al darla por finalizada afirmó: “Todos ganamos y todos tenemos que recibir un premio”.
Publicada en El Mercurio.