Bancarse a Guillier

7 de Enero 2017 Columnas Noticias

Es interesante lo que sucede con Guillier. Casi nadie lo quiere en la Nueva Mayoría, pero terminará siendo su candidato. Hicieron todo lo posible porque no fuera así. Lo ningunearon hasta el cansancio, pero ahora no les queda otra que aceptarlo como su única tabla de salvación. Bueno, la política nunca ha sido una cuestión de amor; solo de conveniencia. Por eso, ahora no les queda otra que cuidarlo, para ver qué pasa.

Para esto hay que bajar rápido a Lagos, a Insulza y a todos los que quieren molestar al elegido por la encuestas. No será tan difícil. La lealtad se mide por los votos. Y no los tienen. A lo mejor los mantienen vivos para hacer una primaria. Pero eso es instrumental. Para ellos, la historia terminó.

Despejado aquello, habrá que ver hasta dónde vuela el candidato. Hay un cierto entusiasmo, porque aparece como el personaje mejor evaluado en las encuestas. Claro, ese es un dato importante, pero no decisivo. Esta no es una competencia para elegir al mejor compañero de curso. Prueba de ello, es que, por el lado de la derecha, Ossandón tiene el mismo nivel de evaluación positiva que Piñera, incluso menos desaprobación, pero igual nadie quiere votar por él. Además, descontando a los diputados Boric y Jackson, Piñera es el segundo mejor evaluado. Ese es un nivel de simpatía más que suficiente. Lo otro es andar riéndose demás.

También hay esperanzas por el rápido crecimiento de Guillier en la intención de votos. Pasar el 1% al 14% es un tremendo salto. Pero nadie apuesta a que mantendrá ese ritmo. Ese es simplemente el piso que le permite seguir en carrera. Si ahí llegó por gracia, casi sin hablar, ahora tendrá que agregar contenido para seguir subiendo. La pregunta es si lo tiene. Nadie lo sabe, porque él tampoco da muchas pistas al respecto.

Lo que sí parece claro, es que el fenómeno Guillier está lejos se parecerse al de Bachelet en su primer gobierno, cuando también de la nada irrumpió en las encuestas. La cosa es que ella, a un año de esa elección, estaba mucho mejor. No solo tenía un 39% de las preferencias, sino que lideraba sin contrapeso en las encuestas. Por otra parte, la gran ventaja de ella en esa época, era que aparecía como la continuadora de un buen gobierno, el de Lagos. Hoy, la herencia de Bachelet es una verdadera pesadilla para Guillier. Desmarcase de aquello no será fácil. Y mientras más lo apoye la Nueva Mayoría, peor para él.

Pero, sin duda, el gran problema que tiene la centroizquierda es Piñera, quien no solo se mantiene primero, sino que sigue creciendo. Más gente dice que lo apoyará y más gente cree que será presidente. Este es un balde de agua fría para la Nueva Mayoría, que apostaba a que el expresidente bajaría o al menos estaría estancado. No es así pese al festín que montaron con la inversión de una sociedad suya en una pesquera peruana.

Con todo, no les queda otra que bancarse a Guillier. Puede que no gane, pero al menos impedirá una derrota parlamentaria de proporciones. Es un negocio bueno para todos. Los parlamentarios no perderán la pega y el candidato está gozando de una fama que nunca se imaginó tener.

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