Aniversario del triunfo chileno en Yungay

19 de Enero 2016 Noticias

Facultad de Artes Liberales

La Tercera

El 20 de enero de 1839, el Ejército chileno, al mando del general Manuel Bulnes, derrotó a la fuerza confederada que lideraba el Mariscal Andrés de Santa Cruz. Un hito que, 177 años después, parece prácticamente olvidado. La principal razón de esta relegación tiene relación con la Guerra del Pacífico, un conflicto que hasta el día de hoy es factor determinante en las relaciones de Chile con sus vecinos y respecto del cual los historiadores han dedicados cientos de páginas.

Esta nueva conmemoración sirve de excusa para desempolvar este enfrentamiento y comprender su relevancia en la construcción del Estado chileno. Por un lado, la guerra de Chile contra la Confederación surgió del círculo que lideraba Diego Portales. Desde su perspectiva comercial, la unión de Perú y Bolivia en una Confederación, amenazaba la hegemonía que a partir de la independencia había comenzado a ejercer el puerto de Valparaíso en el Océano Pacífico. Por otra parte, una lucha externa permitía consolidar a los conservadores en el poder a través de medidas extraordinarias como la clausura del Congreso y el establecimiento de juicios abreviados contra los conspiradores.

Aunque la lógica tienda a emular ambos conflictos, la guerra de 1836 con la de 1879, la verdad es que se trató de hechos completamente distintos. Los intereses chilenos por acabar contra la unión de Perú y Bolivia fueron secundados y apoyados por emigrados peruanos que se encontraban desterrados en Chile. De igual forma, uno puede ver a Ramón Freire, héroe de la independencia, llevando a cabo un levantamiento contra el Gobierno de Joaquín Prieto, gracias al apoyo peruano y boliviano. Para la Guerra del Pacífico, la participación de un chileno a favor de Perú o Bolivia y viceversa, era un acto de alta traición, cuando los estados nacionales ya se habían consolidado.

Otra gran diferencia que resulta oportuna destacar, en especial cuando Bolivia nos acusa de expansionistas, es que Chile pese a ser el país victorioso no aprovechó su condición y su territorio no varió ni un solo metro después de la guerra. Es más, en una muestra de magnanimidad, el Presidente Prieto asiló, con todas las comodidades posibles a quien, un lustro atrás, había sido su principal enemigo en el campo de batalla, el Mariscal Santa Cruz.

Finalmente, expresiones como la celebración del día del roto chileno y la misma imagen mítica de este personaje popular, no fueron más que mitificaciones, como ha demostrado el historiador Gabriel Cid, que surgieron fruto del nacionalismo de fines del siglo XIX. Quizás fue esta misma distorsión la que jugó en contra del recuerdo de una guerra que puso a Chile, por primera vez en el escenario internacional y que favoreció el orgullo patrio, clave para a victoria de Chile en la Guerra del Pacífico.

Contenido relacionado

Redes Sociales

Instagram