Chile y el mundo tras la pandemia: Reflexiones del seminario online de la Escuela de Negocios

27 de Abril 2020 Noticias

En el marco del lanzamiento de La Nueva Agenda de la Escuela de Negocios UAI, el sábado 25 de abril se realizó un webinar –seguido en vivo por más de 500 personas– liderado por Harald Beyer, rector de la UAI y Ralf Boscheck, decano de la Escuela de Negocios. En el panel participaron Jeannette von Wolffersdorff, directora ejecutiva de la Fundación Observatorio del Gasto Fiscal, Bernardo Larraín Matte, presidente de la SOFOFA, Eugenio Tironi, presidente ejecutivo de TIRONI y Sergio Urzúa, académico de economía de la Universidad de Maryland.

Al abrir la sesión, Ralf Boscheck enmarcó la discusión en la coyuntura de la crisis social con la pandemia del Covid-19. En la misma línea, el rector Harald Beyer comentó que si bien la pandemia es global, la reciente fractura del contrato social chileno hace que la interrogante en torno al futuro cobre más relevancia en Chile.

Al comenzar con la discusión respecto de los elementos centrales de la nueva agenda que se abrirá en los próximos meses, Jeanette von Wolffersdorff expresó que existe un amplio consenso de que éste es el momento para pensar en cambios estructurales, en ordenar los equilibrios de la sociedad e impulsar la modernización del Estado, identificando cuáles son los acuerdos y actores más importantes en la crisis de salud, en la crisis social y en los desafíos impuestos por el cambio climático. La directora ejecutiva de la Fundación Observatorio del Gasto Fiscal hizo hincapié en la oportunidad de aprovechar el protagonismo del gobierno para generar acuerdos con los gremios y los grandes y pequeños empresarios para enfrentar la crisis social que sigue latente, porque según precisa los que más sufrirán los efectos de la crisis económica y sanitaria, serán los más vulnerables: “es importante que esas personas salgan de esta crisis con la esperanza de un mejor país. El llamado hoy día es a ir pensando cuáles son los acuerdos que deberíamos tomar entre el mundo político y el mundo económico”. Además, von Wolffersdorff advirtió sobre la necesidad de hacerlo durante la crisis, ya que su juicio “después estaremos en una situación social más precaria aún, por lo que necesitamos construir hoy los consensos para estos cambios estructurales”.

En una línea similar, Eugenio Tironi comentó que vivir la pandemia en medio de un proceso constituyente le juega a favor al país. “Tenemos la suerte de que este segundo shock, nos pilla en la UTI todavía y más vale que a uno le vengan todas las epidemias cuando está en la UTI”, comentó el sociólogo. A su juicio, esto amplía y complejiza la agenda que se creó a partir del estallido social. Tironi cree también que los temas que provocaron el 18 de octubre siguen latentes, pero hoy se insertan en una transformación mucho mayor. Según destaca, esta es una transformación de la civilización, que requerirá de pactos para gobernar, distribuir el poder, los recursos y los riesgos. Asimismo, puso el foco en la importancia de aprovechar el momento para realizar cambios estructurales en materia medioambiental, particularmente con miras a la reactivación económica post crisis del Covid-19: “hay que tener una estrategia de relanzamiento económico que descarbonice y que tenga presente la finalidad de atacar el cambio climático. La urgencia por salir de la coyuntura crítica puede hacernos olvidar eso, pero hay que aprovechar este momento para hacer cambios en esa materia, aunque sean costosos”.

Sergio Urzúa se inclinó por una visión más conservadora del futuro, y centró parte de sus argumentos en la incertidumbre del progreso. Según él, la naturaleza humana es adversa al riesgo, y frente a las inseguridades latentes lo que vendrá a futuro es un ajuste más lento y menos ambicioso. En contraposición a la revisión estructural planteada por von Wolffersdorff y Tironi, Urzúa dijo que “le parecería raro ver alteraciones muy fundamentales. Los cambios más importantes del siglo XX fueron por la crisis económica brutal, no por la pandemia”. A su juicio, “a medida que la incertidumbre se transforme en riesgo, vamos a tener mayor capacidad de controlar la situación y eso va a cambiar la forma en que vemos las cosas, pero por lo mismo nos va a hacer más cautos respecto de cambios”. En relación a la recuperación económica, manifestó que un país como Chile puede encontrar en la transformación tecnológica un ámbito interesante de progreso, pero siempre en la lógica de que, en todo el mundo, los cambios van a ser importantes, pero menos significativos de lo que se cree, precisamente porque se querrán acotar los riesgos.

Bernardo Larraín señaló que la complejidad de los factores presentes en la actual coyuntura –problemas arrastrados del pasado, la crisis social y el coronavirus– “nos va a obligar a caminar y mascar chicle a la vez”. En su opinión, el desafío es el crecimiento económico. Con este reto como fundamento, Larraín estima que sin un anclaje institucional legitimado no será posible lograr políticas públicas que equilibren la protección de bienes públicos y expandan las fronteras del crecimiento. “Como nunca desde el año 29, vamos a observar la consecuencia de la ausencia de crecimiento y más allá de una palabra tecnocrática y economicista, se va a transformar en un imperativo ético. La gran duda es cómo lograr la discusión institucional sin quedarse abajo del cambio tecnológico”, enfatizó.

La posibilidad de un mundo precarizado

Ante la pregunta del rector de la UAI con respecto al panorama país en el probable contexto de un mundo empobrecido y menos globalizado tras la crisis del Covid-19, Urzúa planteó que es imposible echar atrás la globalización, aunque probablemente va a tomar formas distintas. En su opinión, el gran desafío de Chile es el capital humano. “Estados Unidos, China, Europa, tienen un hambre infinita por progreso. En América Latina, no existe mucho. Chile está bien posicionado, pero no lo daría por asegurado. Ese es el gran desafío que vamos a enfrentar durante las próximas dos décadas”, enfatizó.

Respecto del ámbito político post crisis sanitaria, Tironi se mostró de acuerdo con lo planteado por el presidente de la SOFOFA, e insistió en la importancia de una legislación que se adecue a la nueva realidad: “no podemos esperar una nueva Constitución, porque es algo que tenemos que resolver antes y para eso, necesitamos un gobierno de coalición”. Tironi resaltó que países altamente polarizados como Israel, Francia y España, llegaron a acuerdos de unidad nacional a raíz de la pandemia. Destacó también el caso de Alemania, que al ser gobernado por una coalición de partidos ha manejado la crisis con más facilidad.

Von Wolffersdorff se refirió a la necesidad de potenciar la competitividad global para beneficiar al ecosistema empresarial de Chile, que aún tiene un modelo económico poco complejo y colaborativo. “Veo una gran posibilidad de reflexionar sobre cómo aumentar la colaboración de nuestra economía, entre los gremios, los empresarios y el gobierno”, indicó. En materia de desafíos, resaltó la necesidad de contar con mejores datos medibles sobre la complejidad económica de Chile, ya que durante las últimas décadas se ha mantenido como un país muy poco innovador. “Para ser competitivos, hay que ser mucho más innovadores. Creo que el efecto Covid en la globalización, va a afectar la importación de productos y en Chile tenemos el desafío pendiente de que los gremios puedan trabajar junto al gobierno para potenciar estos ámbitos”.

Desde el punto de vista de la empresa, Larraín habló de la necesidad que surge de ser gestionadas con lógicas más dinámicas. Señaló que las organizaciones deben generar opciones e ir armando micro batallas en lugar de grandes planes estratégicos. Coincide con von Wolffersdorff respecto de la necesidad de generar ecosistemas colaborativos e innovadores, y en el desafío de unir los esfuerzos privados con los públicos. El presidente de la SOFOFA destacó además que “todas las empresas chilenas tienen el desafío común de profundizar la economía circular, tanto porque es bueno económicamente como también porque tenemos una ley que impone circularidad de aquí a 10 años”.

La elite y los cambios

Frente a la interrogante final del rector respecto de si la elite en Chile está preparada para enfrentar los desafíos planteados por el panel, von Wolffersdorff se refirió al papel fundamental que la sociedad civil juega en el bien común, y a la necesidad de generar un cambio cultural para lograr un “nuevo trato”, que a su juicio, requerirá de una revisión de incentivos y de evitar abusos, para generar mayor transparencia. “Me gustaría que los gremios, junto a la sociedad civil, impulsen estos cambios. Con mucha voluntad tenemos que sentarnos en una mesa y buscar consensos. Luego de esta crisis sanitaria tendremos la oportunidad de hacerlo”.

Sergio Urzúa se mostró más cauto con relación a lo que viene, debido al nivel de incerteza impuesto por el actual panorama. “Probablemente la elite no estará a la altura de las circunstancias”, advirtió. Sí destacó su capacidad de sobrevivencia y ajuste, y señaló que su mayor desafío es un cambio de visión para el nuevo escenario que va a cambiar a Chile y al mundo, que va a generar mayor escasez y va a dejar claras las dificultades del crecimiento.

Tironi fue más optimista y manifestó que la elite chilena y global está en condiciones de reaccionar. El sociólogo destacó el entusiasmo que, en su análisis, esta crisis ha despertado en el empresariado: “así como el 18 de octubre fue una crisis frente a la cual el mundo empresarial quedó perplejo, la crisis del Covid despertó al animal empresarial que enfrenta desafíos y rompe barreras”.

Antes del cierre, Larraín comentó que será difícil que la elite política rompa su inercia porque vive en función de las elecciones. Por esto, cree que lo que lo ideal sería trabajar paralelamente con una matriz de desafíos económicos, sociales, políticos y los espacios en donde hay respuestas: “la respuesta no es solo cambio constitucional: es Estado, es empresa, es colaboración público-privada, es cambio regulatorio y lamentablemente en forma simultánea, porque si hacemos esta cosa secuencial, creo que estamos muertos y la brecha de desigualdad entre países va a ser fuertísima”.

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