¿Podremos conciliar la protección de un medio ambiente amenazado por su mal uso y el cambio climático, y la legítima aspiración de una fuente de ingreso estable?
Nuestra prosperidad pasa por el mar: comercio, transporte, recursos, identidad, descanso, inspiración y ahora, gracias a viejas tecnologías que recién descubrimos, el agua desalada para quitarnos la sed.
El uso y explotación los ecosistemas costeros, insostenible en muchos casos, nos coloca en el top-ten del mundo en producción de productos marinos ¿Podremos aprender a coexistir con estos ambientes únicos de una forma sustentable?