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Autocompasión: una oportunidad para mejorar la salud mental de las personas

Académico de Psicología UAI, participó en estudio multicultural al respecto.

8 de febrero de 2019

¿Ser autoexigente y autocrítico es un valor en el ámbito profesional y académico? ¿Qué pasaría si las personas decidieran vivir desde la autocompasión y no desde la autoexigencia? Diversas investigaciones han demostrado que las personas que son más amables consigo mismas, bajan sus niveles de estrés y depresión, además de potenciar su bienestar.

Claudio Araya, profesor de la Escuela de Psicología UAI participó en un estudio que se realizó en 11 países con características muy distintas, participaron cerca de 4 mil personas de países tan diferentes como Chile, Estados Unidos, Irán, España, entre otros, el cual buscaba ver cómo se comportaba la autocompasión en distintos países, “lo que mostró tiene que ver con las variables que inlfuyen en cómo se manifiesta la autocompasión, por ejemplo, en sociedad más individualistas, la autocompasión es más difícil y se manifiesta menos”, explica Araya.

La investigación fue recientemente publicada en la revista Frontiers in Psychology, un prestigioso medio a nivel internacional de psicología. Para conocer el detalle del estudio, ingresa aquí.

¿Ser autoexigente o ser autocompasivo?

Hay mucha investigación que muestra que la autocompasión - entendida como la capacidad ser más amable y comprensivo con uno mismo y con las propias experiencias -  genera mayor bienestar psicológico, menores síntomas de ansiedad y estrés, e incluso es un mejor motivador que la autocrítica y autoexigencia, es decir, a la gente le va mejor cuando es más autocompasiva que autocrítica, explica Claudio Araya.

Por el contrario, la autoexigencia y permanente autocrítica tiene efectos nocivos, “una persona muy autoexigente genera mayor insatisfacción con la vida, menor sensación de bienestar, mayor síntoma de ansiedad y estrés”, señala el académico.

Además, agrega que hay respaldo científico que muestran que “la autocompasión ayuda a conectar mejor con otros, personas más autocompasivas son más empáticas, entienden mejor a los demás, en cambio las personas más autocríticas son más autocentradas, por lo tanto, también se preocupan menos de los otros y son menos empáticas”, dice.

Autocompasión para combatir la depresión

Como parte de su estudio postdoctoral, Claudio Araya decidió ver qué pasaba en la cultura chilena cuando las personas practican autocompasión activamente, mediante el entrenamiento de un programa de autocompasión, “lo que hice fue practicar esto en mujeres que viven en Pudahuel en un entorno de vulnerabilidad psicosocial y con mujeres que sienten ansiedad, y el resultado luego de tres años, fue una mejora en la sensación de bienestar, ya que se redujeron los niveles de síntomas de ansiedad y particularmente depresión”, señala.

Según la OCDE, Chile es uno de los países que presenta más altos niveles de depresión, por lo tanto, poder practicar y cultivar de manera sistemática la autocompasión, puede ser una clave terapéutica para el mayor bienestar de las personas.

El estudio multicultural en el que participó Araya, abre una ventana de investigación transcultural poco explorada, “participar en este proyecto pone a Chile en el mapa de la investigación de psicoterapia, abre posibilidades para profundizar en cómo la autocompasión puede favorecer a las personas no solo en nuestro país, sino que en el mundo entero, se conecta con un ideal de bienestar para todos los seres, más allá de las culturas y contextos culturales en los cuales las personas vivan”, finaliza el académico.

8 de febrero de 2019

¿Ser autoexigente y autocrítico es un valor en el ámbito profesional y académico? ¿Qué pasaría si las personas decidieran vivir desde la autocompasión y no desde la autoexigencia? Diversas investigaciones han demostrado que las personas que son más amables consigo mismas, bajan sus niveles de estrés y depresión, además de potenciar su bienestar.

Claudio Araya, profesor de la Escuela de Psicología UAI participó en un estudio que se realizó en 11 países con características muy distintas, participaron cerca de 4 mil personas de países tan diferentes como Chile, Estados Unidos, Irán, España, entre otros, el cual buscaba ver cómo se comportaba la autocompasión en distintos países, “lo que mostró tiene que ver con las variables que inlfuyen en cómo se manifiesta la autocompasión, por ejemplo, en sociedad más individualistas, la autocompasión es más difícil y se manifiesta menos”, explica Araya.

La investigación fue recientemente publicada en la revista Frontiers in Psychology, un prestigioso medio a nivel internacional de psicología. Para conocer el detalle del estudio, ingresa aquí.

¿Ser autoexigente o ser autocompasivo?

Hay mucha investigación que muestra que la autocompasión - entendida como la capacidad ser más amable y comprensivo con uno mismo y con las propias experiencias -  genera mayor bienestar psicológico, menores síntomas de ansiedad y estrés, e incluso es un mejor motivador que la autocrítica y autoexigencia, es decir, a la gente le va mejor cuando es más autocompasiva que autocrítica, explica Claudio Araya.

Por el contrario, la autoexigencia y permanente autocrítica tiene efectos nocivos, “una persona muy autoexigente genera mayor insatisfacción con la vida, menor sensación de bienestar, mayor síntoma de ansiedad y estrés”, señala el académico.

Además, agrega que hay respaldo científico que muestran que “la autocompasión ayuda a conectar mejor con otros, personas más autocompasivas son más empáticas, entienden mejor a los demás, en cambio las personas más autocríticas son más autocentradas, por lo tanto, también se preocupan menos de los otros y son menos empáticas”, dice.

Autocompasión para combatir la depresión

Como parte de su estudio postdoctoral, Claudio Araya decidió ver qué pasaba en la cultura chilena cuando las personas practican autocompasión activamente, mediante el entrenamiento de un programa de autocompasión, “lo que hice fue practicar esto en mujeres que viven en Pudahuel en un entorno de vulnerabilidad psicosocial y con mujeres que sienten ansiedad, y el resultado luego de tres años, fue una mejora en la sensación de bienestar, ya que se redujeron los niveles de síntomas de ansiedad y particularmente depresión”, señala.

Según la OCDE, Chile es uno de los países que presenta más altos niveles de depresión, por lo tanto, poder practicar y cultivar de manera sistemática la autocompasión, puede ser una clave terapéutica para el mayor bienestar de las personas.

El estudio multicultural en el que participó Araya, abre una ventana de investigación transcultural poco explorada, “participar en este proyecto pone a Chile en el mapa de la investigación de psicoterapia, abre posibilidades para profundizar en cómo la autocompasión puede favorecer a las personas no solo en nuestro país, sino que en el mundo entero, se conecta con un ideal de bienestar para todos los seres, más allá de las culturas y contextos culturales en los cuales las personas vivan”, finaliza el académico.