A 140 años de la Guerra del Pacífico

20 de Febrero 2019 Noticias

El 14 de febrero de 1879 el ejército chileno desembarcó en el puerto de Antofagasta ante el inminente remate de la Compañía de Salitre y Mineral de Antofagasta dando inicio a la Guerra del Pacífico.

140 años después el profesor de la Facultad de Artes Liberales, Gonzalo Serrano, crea un proyecto en Twitter donde cuenta el día a día de la Guerra a través de la cuenta @EmvGuerrade, es aquí donde va relatando los sucesos históricos y da a conocer avisos de prensa de la época, editoriales y más. “Me di cuenta de que no había ninguna cronología de la Guerra del Pacífico y sí existen muchos archivos, por lo que se me ocurrió la idea de hacer una cronología de hechos usando el archivo de El Mercurio de Valparaíso”, afirmó Serrano.

Puedes seguir la Guerra en tiempo real AQUÍ.

Sobre el mismo tema Gonzalo Serrano escribió en El Mercurio de Valparaíso el siguiente reportaje:

Febrero de 1879, un verano que cambió la historia

Cada cierto tiempo el presidente boliviano Evo Morales nos recuerda, como si fuese necesario, que su país nació con salida soberana al Pacífico y que su causa es irrenunciable. En estricto rigor, Morales tiene razón, desde su independencia en 1825 hasta 1879, Bolivia tenía costa, pero no la ocupaba. Utilizaba, en cambio, el puerto de Arica la salida natural al mar de La Paz. Fueron aventureros chilenos los que, en busca de nuevas oportunidades, se lanzaron al desierto más árido del mundo a descubrir la enorme riqueza mineral que hasta el día de hoy nos provee de cuantiosos recursos.

Fue hacia 1879, más específicamente en el mes de febrero, que la historia cambió para siempre para Bolivia. El Mercurio de Valparaíso permite conocer de primera fuente cómo se sucedieron los hechos que condujeron a tres países a la guerra y comprender que se trató de un acontecimiento evitable, de no haber sido por la tozudez del presidente boliviano Hilarión Daza.

Ante los primeros rumores de movimientos bélicos por parte de Bolivia, El Mercurio declaraba que toda guerra era una desgracia y juzgaba como “incompatible con la alta civilización de nuestro siglo el empleo de la fuerza bruta para el arreglo de las dificultades internacionales”, no obstante que había instancias, como la provocación de Bolivia, en las que no quedaba otra que aceptarla.

El 14 de febrero de 1879, una editorial de este mismo diario, bajo el título “El silencio del Gobierno y los rumores de la calle”, criticaba a La Moneda por no ser transparente con la ciudadanía, ocultar información sensible y por esto mismo la interpelaba: “¿Cree acaso el Gobierno que a los habitantes de este país no les importa saber que tal vez mañana pueden verse obligados a pagar una contribución de sangre o dinero para mantener incólume el honor de la patria?”.

Igualmente, El Mercurio mantenía sus dudas respecto a rumores que anunciaban un rol más activo de Perú en este conflicto, haciendo un llamado a que esta nación se apegara a las obligaciones de neutralidad que le correspondían, en este caso, frente a dos naciones vecinas y amigas. Al poco tiempo, Perú tendría que sacarse el velo y sumarse a una guerra que para ellos también trajo nefastas consecuencias.

Por esos mismos días, en la páginas de El Independiente, reproducidas por El Mercurio, un multifacético Zorobabel Rodríguez se mostraba escéptico a la posibilidad de un conflicto: “La guerra entre Chile y Bolivia El litorales para Bolivia como una isla; y ¿cómo defender una isla sin buques, con tropas de infantería y de caballería y que solo existen o podrían organizarse a trescientas leguas de sus costas? Por otra parte, agregaba Rodríguez, todo en el litoral es chileno: pobladores, industrias, capitales, comercio, provisiones. Solo la administración es boliviana”. Lo que se vio refrendado con el afectuoso recibimiento de los habitantes de Antofagasta ante el desembarco de las fuerzas chilenas.

Es difícil encontrar en la historia de Chile un acontecimiento que haya tenido mayor trascendencia. No solo estamos pensando en la magnitud del conflicto y ganancias territoriales, sino además en la relevancia que tuvo para la economía chilena el salitre, primero, y el cobre después. El mismo Morales calculó que el crecimiento económico de su país sufre una merma anual de 2, 7% por la pérdida de su litoral frente a tropas chilenas. Sin embargo, lo que no quiere reconocer el presidente boliviano es que no basta con tener las riquezas, sino también saber administrarlas. En ese sentido, el chavismo ha dado una triste lección de economía con el despilfarro del petróleo y la misma Bolivia lo ha hecho con sus reservas de gas.

Finalmente, la historia y diarios como El Mercurio de Valparaíso son una fuente ineludible a la hora de revisar hechos tan relevantes como la Guerra del Pacífico y comprender que ni Bolivia fue una víctima, ni Chile un agresor, sino que fue la imprudencia del presidente Daza la que terminó hipotecando el futuro de su país. Es una lástima que su lejano sucesor no revise la historia ni aprenda de los errores para enmendar el rumbo y entregar a su país el lugar que merece.

Publicado en El Mercurio de Valparaíso.

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